Primero
fue una esquela entusiasta, aparecida en la sección cultural de un periódico local.
Luego, la responsable de un taller amagó
con incorporarla en lecturas venideras –razón de su adquisición; pero dio
marcha atrás-. Finalmente, cuando mis amigos lectores supieron que habría de
encararla, una pizpireta me sopló al oído
que había una versión para la pantalla grande. Al consultar mis fuentes, dio la
casualidad que uno de mis dealers la
tenía disponible. Así nació esta combinación que, extrañamente, no recoge su
título original en ninguno de ambos casos.
Libro
PROHIBIDO MORIR AQUÍ
Publicada
en 1971, esta novela refleja una realidad que se ha vuelto cada vez más
frecuente: la de personas con cierta edad quienes, al fallecer sus parejas, para
no volverse una carga para sus descendientes, deciden recluirse en lugares
destinados a convertirse en su nuevo hábitat: aquí, los más económicos reciben
el nombre de geriátricos; los más
acomodados, residencia para mayores.
En Inglaterra, parece que hubiera hoteles,
que se abonan mensualmente.
Laura Palfrey ha perdido a su
esposo y decide abandonar su lugar en Escocia para radicarse en Londres, cerca
de su nieto Desmond, quien trabaja en el Museo Británico. Después de valorar virtudes
y defectos, ha optado por sostener una habitación en el Hotel Claremont. Mas al
llegar, toma nota de que no es el único huésped en tal circunstancia. Tendrá
que aprender los modos habituales de vincularse a sus vecinos, entablar charlas
y eventuales paseos, respetando los hábitos de cada uno sin dejar de ser sí
misma.
Cierto día, recibe el encargo de
pasar por la biblioteca para retirar un libro. Al notar una tormenta en
ciernes, por apurar el paso se cae en plena calle. Es auxiliada por un joven llamado
Ludovic (Ludo), con quien, a partir de allí, construye una amistad beneficiosa
para ambos, puesto que el muchacho desea ser escritor pero no cuenta con un
trabajo ni oficio que le permita solventar sus gastos, lo que le brindará la
Sra. Palfrey, a cambio de que asuma el rol de su nieto, quien nunca se ha
dignado visitar a su abuela, y acallar de esa manera los corrillos y las
suspicacias de sus vecinos de hotel.
El texto no solo plantea la
realidad de envejecer ya sin compañía de alguien con quien se ha vivido muchos
años, sino también el estado de vacío y soledad a la que son arrastrados muchos
adultos mayores, por una sociedad que les da la fría espalda a sus necesidades
de afectos. Por otra parte, no elude los problemas de aquellos que, viendo la
merma de sus ingresos, deben buscarse otro lugar donde vivir, generalmente más
hacia las afueras de la ciudad y con menos prestaciones.
En resumen, con escenas bien
descriptas, donde no falta el humor ni la reflexión; personajes bien
construidos, que se ganan la empatía del lector y una observación minuciosa del
entorno social, la novela mantiene la tensión hasta el final y se disfruta mucho.
Una lectura recomendada, en especial para momentos sombríos.
Film
UNA DAMA DIGNA
Dan
Ireland (Cineville, 2005)
La
versión cinematográfica de la novela se apega bastante al libro original, si
bien existen recortes que no obstruyen ni opacan la adaptación del guion. Por
otra parte, algunos personajes se añaden para no depender tanto de los roles
protagónicos.
El conjunto es una comedia bien
llevada, con dos actuaciones sólidas de Joan Plowright y Rupert Friend en los
protagónicos y un elenco de artistas secundarios que los acompañan acertadamente.
Quizás no logren plasmar en su totalidad la atmósfera de encierro y soledad que
sí se transmite desde el texto, pero cubren con solvencia la impertinencia y el
chismorreo. Particularmente destaco la fotografía, y los diálogos que conducen
con fluidez hacia el desenlace.
En suma, un film entretenido y agradable
–con matices melancólicos- sobre la amistad, que se dispara de manera fortuita
y por necesidad recíproca, sin importar la edad, expresada con gestos de
ternura, que concluye dejando un agradable y tibio sabor final.
El dato curioso es que, al
parecer, la película ha pasado sin pena ni gloria. No existen comentarios –ni a
favor ni en contra- en los sites de
crítica especializada, y a quien escribe le ha costado dar con una copia del
film. Llamativo, ¿no?
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