jueves, 7 de diciembre de 2023

Pelibro 27. Mrs. Palfrey at the Claremont

            

                    Primero fue una esquela entusiasta, aparecida en la sección cultural de un periódico local. Luego, la responsable de un taller amagó con incorporarla en lecturas venideras –razón de su adquisición; pero dio marcha atrás-. Finalmente, cuando mis amigos lectores supieron que habría de encararla, una pizpireta me sopló al oído que había una versión para la pantalla grande. Al consultar mis fuentes, dio la casualidad que uno de mis dealers la tenía disponible. Así nació esta combinación que, extrañamente, no recoge su título original en ninguno de ambos casos.

Libro

PROHIBIDO MORIR AQUÍ



Elizabeth Taylor (La Bestia Equilátera, 2019)

             Publicada en 1971, esta novela refleja una realidad que se ha vuelto cada vez más frecuente: la de personas con cierta edad quienes, al fallecer sus parejas, para no volverse una carga para sus descendientes, deciden recluirse en lugares destinados a convertirse en su nuevo hábitat: aquí, los más económicos reciben el nombre de geriátricos; los más acomodados, residencia para mayores. En Inglaterra, parece que hubiera hoteles, que se abonan mensualmente.

               Laura Palfrey ha perdido a su esposo y decide abandonar su lugar en Escocia para radicarse en Londres, cerca de su nieto Desmond, quien trabaja en el Museo Británico. Después de valorar virtudes y defectos, ha optado por sostener una habitación en el Hotel Claremont. Mas al llegar, toma nota de que no es el único huésped en tal circunstancia. Tendrá que aprender los modos habituales de vincularse a sus vecinos, entablar charlas y eventuales paseos, respetando los hábitos de cada uno sin dejar de ser sí misma.

               Cierto día, recibe el encargo de pasar por la biblioteca para retirar un libro. Al notar una tormenta en ciernes, por apurar el paso se cae en plena calle. Es auxiliada por un joven llamado Ludovic (Ludo), con quien, a partir de allí, construye una amistad beneficiosa para ambos, puesto que el muchacho desea ser escritor pero no cuenta con un trabajo ni oficio que le permita solventar sus gastos, lo que le brindará la Sra. Palfrey, a cambio de que asuma el rol de su nieto, quien nunca se ha dignado visitar a su abuela, y acallar de esa manera los corrillos y las suspicacias de sus vecinos de hotel.

               El texto no solo plantea la realidad de envejecer ya sin compañía de alguien con quien se ha vivido muchos años, sino también el estado de vacío y soledad a la que son arrastrados muchos adultos mayores, por una sociedad que les da la fría espalda a sus necesidades de afectos. Por otra parte, no elude los problemas de aquellos que, viendo la merma de sus ingresos, deben buscarse otro lugar donde vivir, generalmente más hacia las afueras de la ciudad y con menos prestaciones.

               En resumen, con escenas bien descriptas, donde no falta el humor ni la reflexión; personajes bien construidos, que se ganan la empatía del lector y una observación minuciosa del entorno social, la novela mantiene la tensión hasta el final y se disfruta mucho. Una lectura recomendada, en especial para momentos sombríos.

Film

UNA DAMA DIGNA


Dan Ireland (Cineville, 2005)

            La versión cinematográfica de la novela se apega bastante al libro original, si bien existen recortes que no obstruyen ni opacan la adaptación del guion. Por otra parte, algunos personajes se añaden para no depender tanto de los roles protagónicos.

               El conjunto es una comedia bien llevada, con dos actuaciones sólidas de Joan Plowright y Rupert Friend en los protagónicos y un elenco de artistas secundarios que los acompañan acertadamente. Quizás no logren plasmar en su totalidad la atmósfera de encierro y soledad que sí se transmite desde el texto, pero cubren con solvencia la impertinencia y el chismorreo. Particularmente destaco la fotografía, y los diálogos que conducen con fluidez hacia el desenlace.

               En suma, un film entretenido y agradable –con matices melancólicos- sobre la amistad, que se dispara de manera fortuita y por necesidad recíproca, sin importar la edad, expresada con gestos de ternura, que concluye dejando un agradable y tibio sabor final.

               El dato curioso es que, al parecer, la película ha pasado sin pena ni gloria. No existen comentarios –ni a favor ni en contra- en los sites de crítica especializada, y a quien escribe le ha costado dar con una copia del film. Llamativo, ¿no?


Testimonio del Pelibro 27



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