I.
Cuando me cursaron la invitación
a participar de la lectura compartida -y su puesta en común, con presencia
física-, confieso que se activaron mis alarmas. Es que supuse, por la índole del
contenido, que habría de ser el único miembro masculino –lo que en verdad
ocurrió- y, con ello, encarnar al macho
facha neoliberal, al decir de una de sus protagonistas. Afortunadamente, la
reunión transcurrió en un ambiente fraterno y enriquecedor, sin hostilidad
alguna.
II.
Este libro, galardonado con el Premio Herralde
de Novela 2018, narra la historia de cuatro mujeres jóvenes, parientes entre sí
quienes, después de pasar por centros rurales y urbanos en residencias para personas con
discapacidad intelectual, comparten un piso provisto por el Ayuntamiento de
Barcelona, bajo monitoreo y tutela de asistentes sociales. Cada una de ellas
posee cierto grado de discapacidad, que se manifiestan de formas diversas,
pero todas intentan mantener en orden la vivienda y convivir de la mejor manera
posible.
III.
El libro es poliédrico,
atravesado por numerosos planos de lectura. Al acontecer diario de sus
protagonistas, con sus dificultades a cuestas tanto en la comunicación como en
las excentricidades de sus comportamientos –algunos de los cuales no solo
despiertan la empatía sino que arrancan sonrisas, cuanto menos-, Morales le
añade otros temas que lo hacen mucho más profundo, llegando en algunos casos a
desnudar los entresijos del poder y la hipocresía social que habita por debajo
de aquello que actualmente se considera políticamente
correcto.
IV.
Así, en un estilo deslenguado y rústico, la
autora pone sobre el tapete los encuentros anarquistas, donde se debate la
ocupación ilegal de inmuebles; la expresión artística que se les ofrece a minusválidos –que,
bajo la máscara de una displicente tolerancia, guarda una mirada despectiva
hacia quienes no comulgan con lo que la gente
normal entiende por arte-; la militancia feminista –que, aunque se reviste
de modernidad, no deja de ser otra forma de dominación- y el derecho a celebrar
la sexualidad de las mujeres –también entre ellas-.
V.
Constituido por una superposición de voces y elementos distintos –actas de asambleas, testimonios judiciales, un fanzine, etc.-, el conjunto resulta una denuncia contra las políticas institucionales vaciadas de contenido, la dominación capitalista y el uso de ciertos medios alternativos para mantener el statu quo. En suma, una novela original que defiende la diversidad intelectual y propone un debate social sin eufemismos ni tapujos, donde la discapacidad no sólo se vuelva pura retórica. Interesante lectura… aunque no tan fácil.
Mirá vos, tenía yo otro concepto de este libro que me hacía descartarlo. Lo encajaba más bien dentro de todo lo que por lo visto critica y estoy de acuerdo. Mucho hablar y poco hacer y de lo que se hace, la mayor parte jo funciona. Somos más cínicos y egoístas que nunca. Me apunto el libro. No tengo ningún problema.
ResponderEliminarBesitos rectificadores
El texto me despertó a otra realidad, y el estilo elegido, además de original, hizo fluida su lectura. Como siempre, podremos coincidir en todo o en parte con la mirada de su autora, pero no podemos seguir mirando hacia otro lado.
EliminarCoincido contigo en que sólo miramos lo que nos interesa/ importa.
Besitos realistas.
Coincido plenamente, Ana. En lo personal, me ha mostrado una realidad con la que no estoy en contacto, además de servir de crítica mordaz al sistema de tutela e inclusión, en este tipo de situaciones.
ResponderEliminarTambién es cierto que resulta imposible dar cabida a todos los reparos que se exponen porque las políticas públicas se basan en el consenso; no hacen magia.
Libro para el debate, si los hay.
Un abrazo para ti.