domingo, 9 de junio de 2024

Espiral de vida. El mar alrededor, Keri Hulme


Automática, 2019

I.

                Fue un comentario –tan rico como sucinto- el que despertó mi interés hacia fines de 2019. Sin embargo, una vez en mi haber, su aspecto voluminoso y de denso contenido lo destinaron al tótem de pendientes. Lo incluí entre mis títulos del año porque no creía haber leído nada –hasta hoy- de origen neozelandés y, de paso, encaraba el Man Booker Prize de 1985. Curiosa también es la traducción de su título original: The Bone People. ¿Cómo llegó al de marras?

II.

                Ambientada en la costa de la isla sur de Nueva Zelanda, la novela entreteje las historias de Kerewin Holmes -¿alter ego de la autora?-, una pintora que ha perdido la inspiración y ha cortado lazos con su numerosa familia; Simon, un niño de seis años de edad, mudo –pero no sordo-, quien fuera rescatado pocos años antes, víctima de un naufragio, y Joe Gillayley, un operario de ascendencia maorí -que ha perdido a su esposa e hijo-, quien encontró y adoptó a Simon como hijo propio. Entre ellos constituirán un vínculo que los tendrá como protagonistas, intentando sobrellevar sus pasados a cuestas y conformar una suerte de familia sin serlo.

III.

               Existen varios tópicos a tener en cuenta. Primero, está la frialdad asexuada de Kerewin, que vive en una torre anexa al mar, prácticamente aislada, sin mayores vicisitudes merced a haber ganado la Lotería. Para mayores señas, solo lleva una guitarra a cuestas. Luego está el abuso y la violencia física que Joe ejerce sobre el díscolo Simon, sobre todo cuando se da al alcohol. Y finalmente, la irascible conducta del niño, incapaz de integrarse a la sociedad (escuela, familia, etc.).

IV.

               Yendo a su estructura y estilo, el texto se divide en cuatro partes, un Prólogo y un Epílogo. Toda la narración se acompaña de un flujo de conciencia, por el cual el lector accede a lo que cada personaje piensa en off. Además, el texto es rico en expresiones maorís –cuyo glosario figura al fin del libro-, e incorpora descripciones de los sueños de sus protagonistas, junto a antiguas leyendas del pasado local. Lo destacable es que esta novela habla de paternidad sin familia, sexualidad sin unión carnal y amor filial donde no hay padres biológicos. De por sí, ¿no es esto una maravilla?

V.

               Con una prosa fluida y coloquial, poemas que alcanzan el lirismo, inclusión de símbolos de la cultura maorí –como la espiral, presente en la escalera de la torre, en el caparazón del caracol o el koru, que refieren a la integración y evolución, social y humana-, el libro cierra con tonos sobrenaturales y místicos que conducen hacia un desenlace epifánico y esperanzador. Una extensa joya narrativa, que requiere algo de concentración, pero que mantiene la tensión hasta el final. Una obra indispensable para todo buen lector.

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