domingo, 18 de agosto de 2024

Colección Último Reino. 7. Los desarzonados, Pascal Quignard

 

El cuenco de plata, 2013

I.

               Séptimo volumen de este ciclo de ensayos – reflexiones – especulaciones que, de una manera fragmentaria, va entregando el autor galo a modo de legado de su pensamiento. El título refiere a quienes, por un movimiento brusco del caballo sobre el que montan, han sido expulsados de su lomo, cayendo rotundamente de espaldas en el suelo. Es decir, han perdido el arzón de sus monturas, quedando expuestos en toda su vulnerabilidad. Elípticamente, alude a esos momentos de epifanía, donde la vida da un vuelco. Una suerte de renacimiento místico.

II.

                Inmediatamente, en el inicio, el traductor nos aclara que, en francés, el vocablo adquiere también un sentido figurado, que equivale en español a confundido, desconcertado. Esta acepción es la más extendida a lo largo del texto. Y Quignard refuerza esta idea con la historia de Saulo quien, camino de Damasco, es cegado por una luz potente que lo hace caer del caballo. En esa situación invertida –inicio de un renacimiento chamánico- hay un temblor extático que anuncia el regreso desde el mundo de los muertos. Por eso Saulo se convierte en Pablo y escribe: desea dejar el testimonio de ese éxtasis, de su transformación.

III.

               En estas páginas, el autor despliega su mirada en diversos temas, como el carnivorismo, la opistotonía; la soledad del ermitaño o del anacoreta –que se asemeja a la del lector-; la fascinación que provoca la caza y la predación; la excitación que genera la guerra –única situación que permite la matanza entre congéneres sin castigo social-, todo en medio de un análisis semántico –con muchos elementos filológicos- y asociaciones que abrevan en el hinduismo, el chamanismo y el cristianismo.

IV.

               Resulta llamativa la cantidad de escenas y relatos mínimos que tienen como nervio conductor a jinetes y caballos, como si fuera necesario salir eyectados de nuestra zona de confort -abandonar el arzón- para ser capaces de renacer, cambiar nuestra mirada habitual a lo que nos rodea y aventurarnos a encaminar nuestros pasos hacia lo desconocido. En ese sentido, Quignard nos convoca a bucear en nuestro interior para alcanzar una vida más plena.

V.

               En un estilo poético que le es propio, usando mucho del cotilleo de la Historia francesa, con alusiones importantes a Nietzsche, Freud, Bataille y varios otros pensadores, Quignard compone una nueva obra, tan ecléctica como las anteriores y tan propicia para meditar como ellas, centrada en un re-vivir, una renovada búsqueda de la esencia de nuestro ser. Para leer de a poco y con tiempo.

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