Cátedra, 2016
I.
Soy de aquellos que
creen que cada familia alberga un miembro que nuclea al resto. Quien mantiene
con su presencia el delicado equilibrio necesario para que no haya rupturas o
separaciones violentas. Es el mediador en los conflictos y el receptor de las
diferencias. Oficia como centro de la galaxia: todo orbita en derredor suyo y
cuando desaparece, los demás componentes son expulsados a una gélida diáspora.
II.
Algo de ello se plantea aquí con Mrs. Ramsey,
una mujer afable en la mediana edad, con ocho hijos y un marido académico, autor
reconocido pero egocéntrico y dependiente de aquella, mucho más en lo afectivo.
Así, sus hijos menores le guardan inquina y cierto grado de rencor porque
compiten con su constante demanda de atención. La acción se sitúa en la costa
occidental de Inglaterra donde la familia suele pasar los veranos, a principios
de siglo XX.
III.
La breve novela está dividida en
tres partes. La primera –y más extensa- se inicia con las expectativas que
genera una excursión a la isla de enfrente, donde una familia de escasos
recursos custodia un faro. Si al día siguiente hiciera buen tiempo, la mayoría
de los presentes embarcaría para una visita –y, de paso, Mrs. Ramsey les haría
llegar cosas en desuso, tan proclive ella a los actos de beneficencia-. Pero…
es la última noche antes de que todo cambie.
IV.
Los Ramsey no se hallan solos. Se acompañan de
un puñado de personajes que cobrarán mayor relevancia con el correr de la
trama. Allí, está el amigo de Mr. Ramsey con quien departe sobre filosofía y
cuestiones de moral; la joven hija de una familia amiga, un joven ateo con
ínfulas de superioridad y una pintora, que retratará con acierto el entorno familiar.
La segunda parte, se ocupa de la descripción del estado de abandono de la casa
–durante los años de la guerra-, goteando
lo ocurrido a algunos de sus personajes. Hacia el final, los sobrevivientes son
invitados a participar para cumplir aquella aventura, visitando el faro. Aunque
los motivos son otros.
V.
Destaco sobremanera el estilo escogido por Woolf, quien condensa la información en párrafos cortos. Por otro lado, gran parte del texto guarda tintes autobiográficos y, entre líneas, pueden identificarse los vínculos que unían a todos los miembros del clan Stephen, familia de la autora. Con escenas logradas, personajes bien construidos y un eficiente uso de los recursos literarios –monólogo interior, flujo de conciencia, etc.-, Woolf compone una obra memorable, que no puede estar ausente en el bagaje de todo buen lector. Esta edición se acompaña de un análisis sobre obra y autora, que conviene leer a posteriori.