Surgió como un outsider. Fue propuesto en un taller que
intentaba abordar el arte de escribir reseñas y, como trabajo final, los
participantes debían hacer llegar a quien lo conducía su propia reseña de este
título. Un accidente doméstico me privó de hacerme presente en la última
reunión y, con ello, escuchar algunas exposiciones y, si cupiera, presentar la
propia. Hoy, tres meses más tarde, hago llegar mis apreciaciones.
II.
La escena inicial se abre con Cathal, un
oficinista, en un 29 de julio soleado en Dublín. Se ha quedado dentro del
edificio, sin salir a almorzar. Su jefe, un hombre más joven, le propone que se
retire temprano y una compañera le pregunta si está bien. Al concluir su
jornada, se dirige hacia su casa en ómnibus. Su compañera de asiento –una mujer
mayor- le pregunta si tiene hijos; responde negativamente.
III.
La nouvelle que no alcanza la setentena de páginas, se divide en
cuatro partes. Tras la primera, el lector asiste a la historia entre Cathal y
Sabine, una joven francesa, a quien conoció un par de años antes y le ha
propuesto matrimonio. Al poco, van apareciendo lentamente detalles en el
comportamiento de Cathal que lo muestran mezquino con el dinero y escasamente
empático con su novia, como si toda una vida habituado a vivir solo
condicionara su sensibilidad. El desenlace entonces se encuentra a un paso.
La versión digital, gentileza de Valeria E. Castelló Joubert
IV.
¿Qué razones disparan una proposición
matrimonial?, ¿se toman en cuenta todas las implicancias que suponen vivir con
otra persona, máxime cuando ésta habrá de habitar nuestro propio espacio?,
¿cuán dispuestos estamos para hacerle un lugar que permita la convivencia?
Cathal, en su incapacidad de comprender los cambios que suscita integrar a otro
ser en la misma vivienda –un ser que no necesariamente cumple con las
expectativas que se esperaban- va incurriendo en una serie de destratos con su pareja, que evidencian
una carencia afectiva.
V.
En estilo ameno y fluido, Keegan expone su talento narrativo en los aportes de los personajes secundarios: un jefe joven –que denota un retraso en el debido ascenso-; el acercamiento de una mujer embarazada –que recuerda la maternidad-; un zapato sin lustre –que señala cierto descuido personal-, son elementos que entretejen las características de Cathal. Por lo demás, los personajes me parecieron algo burdos, estereotipados y acartonados, cumpliendo con los objetivos narrativos de manera algo forzada. Una obra breve a la que le ha faltado cierto desarrollo. Interesante, pero no a la altura de otros trabajos previos.
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