lunes, 10 de septiembre de 2018

Vestigios de una época perdida. Toda una vida, Robert Seethaler


Salamandra, 2017

El porqué

            Se ha abierto una controversia descomunal entre los lectores tras la aparición de este título en traducción castellana. Una mayoría lo pondera como heredero de buena literatura –algunos han llegado a señalarlo como descendiente de Flaubert, nada menos-. Frente a ella, una minoría aguerrida lo tilda de plano, abúlico, sin matices. Ante semejante reto, no podía hacer otra cosa que pasar por la experiencia de leerlo y ver qué me dejaba.

La historia

            Todo comienza con el rescate de un viejo cabrero en medio de una aldea de los Alpes una mañana de febrero de 1933. Andreas Egger, con algo más de treinta años, intenta salvar la vida a un pastor pero éste, asustado por la proximidad de la muerte, se escapa apenas puede. Un narrador nos cuenta que Egger perdió a su madre a principios de 1900; fue criado por un pariente y azotado de tal forma que ha quedado cojo de por vida. Una vez que pudo emanciparse, consiguió trabajo en una empresa que comenzaba a colocar teleféricos. Se enamoró, pero perdió a su amada. Lo alcanzó la guerra y fue destinado al frente. Capturado por los rusos, estuvo ocho años viviendo entre ellos hasta que al final volvió a su pueblo, sin encontrar nada de lo que había dejado. Como su lesión le impidió acceder a un empleo, su conocimiento de los senderos lo convirtió en guía de turismo. Así hasta su retiro, cuando dejó de ocupar una pieza en la aldea para aislarse dentro de un establo abandonado y morir con casi ochenta años. De poco hablar, gustaba de contemplar el panorama que las montañas le ofrecían, eludía la vida urbana y descreía en los beneficios del progreso.

Análisis somero

             Seethaler construye una novela alrededor de un protagonista tosco, sin instrucción, en un estilo literario que tiene mucho de crónica, con un narrador tan omnisciente como invisible. Pareciera que sólo intenta hacerle llegar al lector los hechos tal como sucedieron. Con escasez de diálogos –necesario para afirmar la identidad psicológica del personaje- y un sinnúmero de recursos propios del oficio, el autor nos brinda dos posibles lecturas.

            Si nos quedamos sólo con el desarrollo de la narración, lo único destacable es la coherencia interna del texto y la manera escueta y directa que Seethaler ha utilizado para describir los momentos más importantes en la vida de su protagonista; una vida que, por otro lado, no reviste trascendencia ninguna: no plantea aspiraciones, no despierta pasiones ni se mueve por afanes materiales. Así, el libro resulta simplote, lineal de cabo a rabo y, hasta por momentos, aburrido. Sospecho que los lectores más críticos han efectuado esta lectura.

            Sin embargo, si nos animamos a ir algo más allá, encontraremos algunos otros elementos que enriquecen la novela. Egger, un hombre sin educación formal, parece rústico pero su lesión no le priva de ser inteligente. Se da cuenta que necesita trabajar para ganarse el pan y tener un techo donde cobijarse, mas no necesita mayores recursos; le alcanza con disfrutar día a día lo que la vida le ofrece y, con ello, alcanzar cierto grado de felicidad. En ese aspecto, Egger encarna al ser humano en armonía con el medio ambiente –tan en auge hoy-, que da al traste con el modelo de éxito y confort proclamado por los medios de comunicación del capitalismo.

            Por otra parte, hay una crítica al tan ansiado progreso que, si bien facilita la vida a los pobladores con la llegada de la energía eléctrica y los turistas -que aseguran su prosperidad-, pierden riqueza social con el arribo de la TV y su cuota de superficialidad. Además, desmitifica la visión romántica que se tiene sobre la vida en el campo: sobrevivir allí es una tarea ruda, ardua y requiere de una dedicación continua -lo que con el paso del tiempo genera achaques crónicos, entre otras realidades-. Si unimos este enfoque con lo conciso del estilo y la brevedad de toda la obra, estaremos entonces ante un éxito literario que goza de justificación. Es probable que esa mayoría de lectores aludida al inicio se haya enfocado en esta mirada.

Conclusión

            Es un libro que resume el paso de casi un siglo sobre una aldea de los Alpes, para alguien que no ha tenido opciones pero que ha hallado su manera de ser feliz, más allá de los sinsabores. Si bien mantiene cierta actualidad, parece destinado a documentar los cambios que han acompañado la vida de un aldeano, aunque no sin dejar de reflejar que son vestigios de una época perdida, como el autor señala en el texto. Coloquial, su lectura resulta amena y rápida. Una propuesta interesante.

10 comentarios:

  1. Hola Marcelo.

    Pues así es, como bien señalas de esta novela que parece estar en todos los foros, varios entusiastas seguidas de otras voces discrepantes.

    Sin embargo echaba en falta un análisis bien ponderado como el tuyo, tratando de dar respuesta a esa disparidad de criterios, revisando algunas claves del libro.

    Tu concisión es brillante, y los demás sacamos provecho de tu mirada certera.

    Tal vez, pasado el tiempo, lo encare, nunca se sabe.
    Un abrazo campeón!!

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    1. Hola, Paco!
      El texto es de una simpleza brutal. Por momentos, me recordó a algunas obras de Juan José Saer, donde no pasa mucho pero las descripciones son sorprendentes.
      Tiene además la valiosa cualidad de ser breve. Te sugeriría que lo tengas en cuenta para alguno de tus fecundos veranos.
      Gracias por tus palabras de aliento.
      Un fuerte abrazo, chaval!

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  2. Me ha gustado mucho tu reseña. Un libro que no había visto todavía. Ando un poco desconectada estos días. Un libro que parece ser para leer en época tranquila, con tiempo para dedicarle. Un abrazo.

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    1. Gracias por alentarme, Ana.
      En verdad, puedes efectuar una lectura sólo lineal y el libro no estará mal, aunque habrá miles de libros así. Si escarbas un poco, al libro le irá mejor.
      Lo que señalas de la época tranquila es lo que acabo de sugerirle a Paco aquí arriba.
      Recibe un fuerte abrazo.

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  3. Pues sorprende que aún fuera capaz de encontrar felicidad con la de guantazos que le dio la vida. Pero también es cierto que restando las épocas de guerra, quizás la actual sea en la que más infelicidad hay, entre otras cosas porque somos menos libres que nunca y nos han esclavizado de forma tan sutil que ni siquiera nos hemos dado cuenta y por eso ni intenta escapar la mayoría.
    Está claro que leído por el castellano recto el libro no dice gran cosa pero en el fondo sí que hay mucho.
    Besitos profundos.

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    1. Vamos, Maja, que la vida NOS SIGUE DANDO GUANTAZOS; es parte del diario vivir.
      Respecto de la infelicidad y esclavitud, no es que no querramos escapar; el problema es que aún no hallamos hacia dónde.
      Es un libro sutil. No dice mucho a simple vista pero si rascas la superficie puede que te encuentres con algún tesoro.
      Besitos alentadores.

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  4. Hola No lo conocía.
    Así por lo que te leo parece haber cierta influencia de Giono con su vuelta a la naturaleza (aunque en este sus personajes eran menos toscos) y de todos esos escritores que plantean una historia sin ser mascada digamos, y la sueltan al viento para que cada una articule la historia según su experiencia, supongo que de ahí la controversia.

    Hacía tiempo que salamandra no sacaba algo con gran éxito, supongo que les habrá venido bien.
    un saludo
    gracias cuídate

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    1. Hola, Wine
      Sí, tienes razón, alguna influencia de Giono o 'una base de Thoreau'. Es posible que el éxito del libro sea debido a que permite varias lecturas y cada lector la ha adaptado a su propia realidad, lo cual sigue siendo un acierto para autor y editorial.
      Creo que después de Salter, Salamandra no lanzó otro éxito semejante. Pero habría que ver cuál es el target editorial; a quiénes destinan sus ediciones. Por ahí hay otros títulos que han sido exitosos pero de un género que no solemos frecuentar...
      A propósito, estoy haciendo malabares para conseguir el libro de Ferlinghetti.
      Un fuerte abrazo, Maestro.

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  5. Lo que me sorprende es que sea el grupo de opinión mayoritario el que haya sido capaz de hacer una lectura más profunda de este libro, pues habitualmente suele ser al revés. En cualquier caso, he sido ajena a esa controversia pues muchas veces pareciera que viviese en la inopia. Solo conozco esta novela de una reseña de una lectora que, aunque se caracteriza por captar sutilezas, no le satisfizo la lectura de esta novela. Opiniones aparte, el libro por sí solo no me atrae demasiado, así que tomo nota de tu apunte de que se trata de una propuesta interesante pero no estoy muy segura de que me anime a leerlo.
    Un abrazo

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    1. No se si todos aquellos que lo mentaron hicieron esa lectura; es probable que el éxito se debiera más a una cuestión de empatía con el protagonista que a otra cosa. Pero sí se puede ir un poco más allá, Lorena.
      Yo también he leído la reseña que señalas y llamó mi atención su opinión. He leído esta novela porque ya la tenía y quería ver el motivo de la disparidad.
      De todas maneras, ésta es solo mi versión, por lo demás tan opinable como cualquier otra.
      Gracias por tu honestidad.
      Un abrazo grande.

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