Lumen, 2016
I.
Fueron varios los lectores amigos
que visitaron esta obra de Ozick y, cada cual a su manera, realizó una
recomendación oportuna, no sin dejar de advertir sobre la crudeza de su
contenido. Merced a ello, apenas vi el título en una librería amiga lo adquirí
y, al no haber leído ningún trabajo de la autora, resolví encararlo, máxime su
brevedad.
II.
El libro está constituido por dos
textos; un relato de algo más de diez páginas que da origen a su nombre y una
suerte de nouvelle que continúa al
anterior mucho tiempo después. El chal al que refiere el título es el elemento
simbólico que conecta a ambos. La primera, transcurre dentro de un campo de
concentración, con tres protagonistas: Rosa, Magda (su bebé, arropado con esa
prenda) y su sobrina Stella. No es solo el hambre y el maltrato a que se ven
sometidas por los vigilantes nazis, sino la brutalidad del exterminio los que
hacen de ‘El chal’ un texto tan maravilloso como desgarrador. Ese chal guarda
cualidades propias de un objeto mágico y a la vez protector.
III.
El contenido de ‘Rosa’ aborda una
realidad de muchos sobrevivientes del Holocausto: la reinserción social y la
continuidad de la vida tras un hecho tan horroroso como traumático. Ozick
exhibe dos realidades, a saber: la de aquel que decidió dejar atrás –no sin
costo- el trauma generado –encarnado en Stella-, y la del que no puede
abandonar el pasado, como Rosa, su protagonista. Para ella hubo un ‘antes’, un ‘durante’
y un ‘después’. La vida como era en su casa; como lo fue en el campo de
concentración, y en California treinta años después, respectivamente. Una mujer
que no puede hacer pie en el país de llegada ni tener atisbo de futuro.
IV.
Existe un plano, además, que Ozick
no elude: el rol del ‘superviviente’ como objeto de estudio. Rosa denosta el
ser minimizada y etiquetada como tal, porque esto restringe aún más su escasa vida
social bajo la mirada de los demás. La transforma en alguien distinto, carente
de integración; un paria. Y si bien entabla relación –sin quererlo ni buscarlo-
con un polaco que intenta sacarla de su ostracismo, hay pocas probabilidades de
éxito ante quien no ha podido superar la experiencia nazi.
V.
Con un estilo directo -un estilete
preciso y profesional en manos de un experto que no emite juicio personal ninguno-,
Ozick construye un par de historias verosímiles, descarnadas, que sacuden al
lector y lo obligan a abrir los ojos ante una realidad que sobrepasa con creces
sus expectativas, al que llama a reflexión sobre aquello que fuimos (y somos
aún) capaces de infligir a nuestros congéneres. Una gran obra, que se acompaña
de un prólogo e ilustraciones alegóricas.
Buena elección. Una situación que por mucho que se haya escrito de ella no se agota.
ResponderEliminarMe llama la atención esta parte que comentas: Existe un plano, además, que Ozick no elude: el rol del ‘superviviente’ como objeto de estudio. Rosa denosta el ser minimizada y etiquetada como tal, porque esto restringe aún más su escasa vida social bajo la mirada de los demás. La transforma en alguien distinto, carente de integración; un paria.
Un abrazo.
Cuando Rosa intenta ser entrevistada por un 'periodista' como 'superviviente', ella se niega rotundamente porque siente que ese término la cosifica: deja de ser una mujer para ser reducida a la etiqueta que le cuelgan. Ni hablar de los motivos de Tree para entrevistarla... Tengo entendido que Ozick recogió el sentir de muchos que habían pasado por lo mismo.
EliminarTodo lo que se diga, cuente o exponga sobre el Holocausto nunca será poco; siempre es bienvenido un acto de memoria.
Un abrazo, Ana.
Un libro distinto al encarar un tema ya muy tratado. Todo lo que se escriba sobre ese asunto es necesario, sobre todo si se escribe tan bien como lo hace esta autora.
ResponderEliminarLo leí hace unos meses y me pareció maravilloso.
Un beso.
Asombra la concisión del relato para transmitir la crueldad y el horror en tan pocas páginas. Por otra parte, plantea una situación muy extendida para aquellos que habían pasado por ello.
EliminarUn libro valioso, sin duda.
Un beso, Rosa.
Mi pregunta siempre es la misma, ¿se puede superar semejante trauma? Desde mi ignorancia me cuesta creer que se supere del todo... algún peaje se paga. Ya el hecho de haber vivido algo así, es como si te hubiesen mutilado parte de la ilusión por vivir, uff, no sé... tendría que haberlo sufrido para tener certezas. De momento nos conformaremos con estupendos libros como el de Ozick, que no es poco. Una gran propuesta, propia de ti, Marcelo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!!
No solo se trata de haber pervivido a tamaña vivencia, Paco. Imagina sobrevivir cuando has perdido al resto de la gente que querías, tu familia, tus amigos. Debe ser muy difícil. Es lo que Rosa encarna en el libro.
EliminarGracias por alentarme, amigo.
Un gran abrazo, pibe!
Este dolor ya lo he pasado. Me dejó una herida profunda el final de la primera parte, cada vez que veía un bebé de esa edad me saltaba la imagen a la cabeza.
ResponderEliminarPero el libro me gustó y gracias a Dios que existe esa segunda parte para aliviar un poco. Me gustó mucho el polaco.
Un besito dolorido.
Las primeras imágenes son desoladoras, Guapa. Pero si has leído el prólogo de manera previa, pues te ataja un poco -aunque es un spoiler-.
EliminarLo del polaco es esperanzador, para alguien que ha perdido todas las esperanzas. Pero no siempre uno se vuelve permeable. Rosa lo vive como una traición; la misma que ha efectuado Stella al dar vuelta la página.
Un libro más que interesante, sin dudas.
Besito agradecido.
Yo también sé de varios compis blogueros que lo han leído y les ha encantado. Sumo ahora tu opinión y sube este libro puestos en mi lista.
ResponderEliminarUn abrazo
Es algo duro de digerir, Lorena, pero lo vale. Combina el horror y la desazón con cierta perspectiva de esperanza final. Pero te dejará pensando.
EliminarEspero que te agrade al leerlo.
Un abrazo para ti.
Habiendo leído "EL Mesias de EStocolmo" tengo a Ozick en barbecho, no por no gustarme libro, sino por, he llegado a la conclusción, de dificilmente poder superarlo.
ResponderEliminarO eso creo...
Cuídate
gracias
Tengo la tapa de ese libro a escaso metro de longitud en este momento. Si me incliné por éste, se debió más a que era más comentado en la blogosfera que aquél.
EliminarSospecho que algo de razón guarda su suspicacia, Maestro.
Recibe otro gran abrazo.