Anagrama, 2010
I.
Lo adquirí por recomendación de una
fanática de Carver a fines del 2010, cuando apareció esta versión completa de
los manuscritos originales que compusieron en su momento De qué hablamos cuando hablamos de amor, libro de culto del autor,
cuya extensión es casi la mitad que el de marras tras los recortes que Gordon Lish -editor,
corrector y mentor de Carver- efectuara para la publicación del mismo. Un título
que, por otra parte, estaba ausente en las góndolas en aquel momento. Fue la
propuesta de lectura compartida en un taller la que lo sacó de su letargo.
II.
Los personajes de Carver son hombres
y mujeres de carne y hueso, quienes sostienen diálogos habituales en medio de situaciones
cotidianas, en escenarios verosímiles ambientados en su mayoría en el Medio Oeste
americano. Pertenecientes a la clase media o media baja, con tendencia al
ámbito rural, no se distinguen por su heroísmo, fiereza o suspicacia ninguna.
Cualquier lector podría identificarse con ellos –y en eso radica gran parte del
éxito literario-. Lo que destaca es que todos se hallan, de alguna manera, al
borde de un inminente cambio, una inflexión en sus vidas.
III.
Un par de parejas amigas que
tertulian en el ocaso de una tarde de verano; un hombre que ha sido abandonado
por su familia; un compañero de trabajo que se convierte en silvicultor de
percas; una disputa por la tenencia de un bebé o cuatro amigos que se marchan a
pescar, entre otros relatos, todos impregnados en humo y alcohol, no parecen
tener nada en común. Sin embargo, a partir de un hecho fortuito –la aparición
de un cadáver, un llamado telefónico, una toma fotográfica, un baile- alguno de
los personajes se verá tan afectado como para dar un vuelco irreversible donde
ya nada podrá seguir siendo igual.
IV.
A la inmediata empatía que surge en
el lector con protagonistas tan comunes como burdos, hay que sumar la precisión
del lenguaje utilizado, de manera que cada palabra expresada sea la apropiada
para que el conjunto de relatos gane en concisión y fuerza narrativa, por más
que en algunos de ellos las historias secundarias bien podrían ausentarse. Creo
que eso es lo que Lish se dio cuenta al recortar éstas en gran medida, aunque
la poda literaria a la que sometió al
texto –con el objetivo de ganar estética artística, estimo- corre riesgos
serios de ser considerada una lisa y llana mutilación,
a juzgar por la reducción de páginas entre ambas versiones.
V.
Con estilo directo, crudo y
descarnado, Carver nos habla de amor, felicidad, desesperanza, abandono, soledad;
huellas que deja el paso del tiempo en nuestras vidas. Es que, al decir de uno
de los personajes ‘en el amor, no somos más
que unos completos principiantes’. Un librazo.
Tengo que estrenarme con Raymond Carver de una vez. Tengo pendiente La catedral desde ni sé cuando y cada vez que veo por ahí uno de sus libros, como es el caso, voy sumando. Ay, el tiempo, que no conseguimos estirar.
ResponderEliminarUn abrazp
Los relatos de Carver son feroces; es una combinación de situaciones extremas narradas con las mínimas y precisas palabras.
EliminarHazle un lugar; no defraudará.
Otro abrazo.
Te resultará extraño pero he leído TODO Carver, menos este libro, me da la impresión de que no quieroi saber de él; es más, lo tuve y lo regalé. DA la impresión que fue el aprendizaje porque el resto de su prosa y de su poesía iría más con el "diseñado" por LIsh, que con este libro. CArver es otra cosa para mí, su poesía sobre todo cortante y en el punto de mira ´circular y pequeño", sus textos que van donde quieren ir, hacen que sea para mí uno de los escritores que más admiro-. A fin de cuentas es el que necesita menos para decir mucho.
ResponderEliminargracias
un abrazo
Dos comentarios, Wine. Primero, no es menor que Carver dejara en manos de Tess Gallagher el manuscrito original con la intención de que se publicase a su muerte tal y como lo había concebido. No debe haber estado del todo conforme con la reducción propuesta por Lish.
EliminarPor otra parte, es llamativo que la edición de su último libro estuviera a cargo de otra persona, no Lish. Imagino que, para alguien que vuelve del infierno del alcohol como Carver, Lish le proporcionó una seguridad con la que no contaba por sí mismo y, a medida que ganaba en confianza, se sentía menos dispuesto a los recortes sugeridos.
He comparado ambos textos. Muchos de los relatos ganan en contundencia en la versión de Lish, pero en éste algunos se entienden mejor con los detalles y, en conjunto, ganan en humanidad.
Sugiero que le des una oportunidad. No pierden fuerza, y muchos de los recortes se entienden por qué.
Un abrazo grande, Maestro.
Desde que vi la película "Birdman" tengo ganas de leer "De qué hablamos cuando hablamos de amor", pero no encuentro el momento y además algo me dice que no va a ser una lectura fácil o agradable para mí. Igual la leo y me arrepiento de no haberlo hecho antes, pero algo me detiene.
ResponderEliminarNo he leído nada del autor.
Un beso.
No he visto la peli, aunque sé de qué va. Los relatos que componen ese libro son contundentes como el golpe de una guillotina, Rosa. En cambio en éste, mantienen la fuerza pero se vuelven más 'humanos', más comprensibles -sobre todo, algunos de ellos-. Cuestión de gustos, como todo.
EliminarSería bueno que visitaras su obra.
Otro beso para ti.
Tengo listo para su lectura "Catedral", pero me cuesta tanto iniciar la lectura de relatos que ahí lo tengo hasta que algo me lleve a él. No dude que lo que cuentas de "Principiantes" me ha hecho mirarlo con más ganas, ya veremos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Me has hecho acordar que he leído ese libro. Sabe Dios qué he hecho con él...
EliminarEsta versión del 'Carver original' contiene finales que le ofrecen a sus personajes una dosis de esperanza, la que está ausente en la versión recortada de Lish.
Será cuestión de que hagas la experiencia. Encarna la desilusión del 'sueño americano' de bonanza positivista.
Un fuerte abrazo!
Pues otro autor norteamericano que tengo pendiente. Pintan bien estos cuentos. De haberte leído antes lo hubiera propuesto en mi club de lectura este mes, leemos cuentos para esta ocasión. Besos.
ResponderEliminarMe gustan más en esta versión que en la de Lish, donde parte de las explicaciones se pierden.
EliminarComo he dicho, fue una propuesta de un taller de lectura; dio para mucho debate.
Besos para ti, Ana.
Eso de "un librazo" es muy tentador. Tengo un ejemplar de Carver "Short Cuts", también de Anagrama, así que no tengo excusas.
ResponderEliminarAbrazos, Marcelo!!
El libro que está en tu poder, Paco, se escribió con miras a una peli. Imagino que tendrá el mismo poder narcótico que éste. Prueba con él.
EliminarUn gran abrazo, amigo!