jueves, 5 de septiembre de 2019

Interiores. Los habitados, Piedad Bonnett


Visor, 2017

I.

            Una vasca en Pamplona había unido el dolor de la autora con el propio –aunque por otros motivos- y lo recomendó. Lo apunté a sabiendas que su contenido exponía en gran medida el desgarro interior que supone el suicidio de un hijo y el tener que afrontar la ausencia y la pena que conllevan semejante acto. Mas yo también he sufrido pérdidas hace poco y el texto me ofrecía convertirse en un vehículo apropiado para darle curso a las mías. Yo también estoy habitado.

II.

            El título refiere a todos aquellos en que la extrañeza de sí mismos o los fantasmas de quienes ya no están físicamente en el mundo siguen siendo parte de la vida cotidiana de esos anfitriones. En este sentido, son habitados por recuerdos, gestos, palabras, objetos que los asaltan cuando menos lo esperan.


III.

            Este libro de poemas se estructura en dos partes. La primera, recoge una serie de miradas sobre la enfermedad mental, los centros de salud y la certeza de ser otro, como si uno pudiera verse desde afuera, reconociendo que ha dejado de ser quien era. La segunda, reunida bajo el título de Noticias de casa, Bonnett se centra en su tragedia personal y familiar, con todos los aditamentos que disparan los objetos –un retrato, la almohada, una canción- que sólo acentúan la ausencia del ser amado.

IV.

            En un estilo altamente poético aunque descarnado y brutal por momentos, Bonnett expone con rudeza el interior tanto de quienes padecen trastornos mentales como de sus familias, poniendo el énfasis en la muerte como liberación, una manera de acabar con la pesadilla de no poder disfrutar de una vida plena. Os regalo el poema de cierre, Pido al dolor que persevere.

                                               Pido al dolor que persevere.
                                               Que no se rinda al tiempo, que se incruste
                                               como una larva eterna en mi costado

                                               para que de su mano cada día
                                               con tus ojos intactos resucites,
                                               con tu luz y tu pena resucites
                                               dentro de mí.

                                               Para que no te mueras doblemente
                                               pido al dolor que sea mi alimento,
                                               el aire de mi llama, de la lumbre

                                               donde vengas a diario a consolarte
                                               de los fríos paisajes de la muerte.

14 comentarios:

  1. Hola, Marcelo.
    Un poema con hondura y desgarrador, Apelar al dolor de la pena, para que se convierta en una luz que ilumine el recuerdo de los que ya no están.

    "Para que no te mueras doblemente
    pido al dolor que sea mi alimento,"

    Ciertamente el olvido es infligir una muerte doble.

    Preferiría recordar sin doblegarme ante el dolor, mas... ¿se podrá?
    Un fuerte abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antes que nada, qué bueno tener noticias tuyas, Paco! Pensé que andarías dando la vuelta al mundo... Si, ya sé, que no debes descuidar el trabajo; que las niñas deben volver a la escuela...
      Creo que el clima íntimo, del sufrir puertas adentro que nos propone 'Noticias de casa' es el mejor ejemplo de vivir la pérdida sin regodeos en él. Ese dolor que está expuesto, pero que no busca conmiseración ni empatía ninguna. Sólo se deja fluir. Y en ese dolor, está también el del lector.
      Mi experiencia dice que, ante el dolor extremo, en algún momento flaqueas. Un pequeño gran libro.
      Recibe un fuerte abrazo, amigo!

      Eliminar
  2. PIedad BOnnett, está en mi inmensa y nunca terminable lista de poetas a leer, siempre está en esa esquina donde has leído poemas suoy y te gustan´-sino no estarían en la lista- pero tapado por ese sonido de poemas famosos que pululan por cualquier lector de poesía que se preocupe, sin embargo este poemita que has puesto, y no conocía, ese poemita me parece grande, muy grande. Me gusta la poesía que nace más allá de los lugares comunes y de los amables sitios, esa poesía nació de algo mucho más profundo que el sentimiento, nació en el medio del dolor, la rabia y la vida, la vida dura y sin concesión, la poesía sin concesión es el centro del mundo de lo bello,sea estremecedor sea duro o sea amable o sea el del fin del mundo.
    gracias por enseñarla

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me resulta llamativo que un amante de la poesía como Ud. no le haya destinado hasta el presente un lugar en su lectura a Bonnett. Sólo he visitado este libro y, como profano que soy en el área, encuentro líneas llenas de emoción.
      Al igual que Ud., considero que es el dolor en las vísceras, en las tripas, el que vuelve trascendente a un poema, o varios.
      Espero que le de una oportunidad a este breve poemario. Lo vale.
      Gracias a Ud. por tener a la poesía de amiga y aliada.
      Un abrazo, Maestro.

      Eliminar
  3. Terrible eso de hacer del dolor un amigo fiel con el que conjurar el olvido. Yo, cobarde y poco preparada para sufrir, creo que preferiría el olvido si algo así fuera posible. Aunque un dolor tan desgarrados como la pérdida de un hijo, quizás te hace adicta y te abrazas al dolor como si del hijo se tratara.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay momentos en los cuales prefieres el olvido, porque la ausencia se ha vuelto ominosa. Pero simplemente no puedes despojarte de ella, como quien se quita la chaqueta.
      Y existen otros, cuando el olvido te invade, que te aferras al recuerdo, para no ser infiel con la memoria. Porque sabes que es en tu memoria donde aún moran los que ya no están.
      Un beso para ti, Rosa.

      Eliminar
  4. Ufff Marcelo, que duro ¿no? Todos hemos sufrido pérdidas y de una forma u otra estamos "habitados" siempre, por más que pase el tiempo. Parece un poemario muy bello, de esos que te calan hondo y que te recuerdan que estás "muy habitado".
    Igual le echo un vistazo en la biblio
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eternamente habitados, Marian. Leyendo este breve poemario de Bonnett tomas real conciencia del compromiso diario de vivir y pervivir. Porque uno no sólo es quien es; también lleva en su memoria un pedazo de los que ya no están y, a medida que morimos, también ellos van desapareciendo.
      Échale un vistazo si lo ves en la biblio. Tan breve como emotivo.
      Besos para ti.

      Eliminar
  5. No. Esto ya me puede. Creo que a partir de cierta edad todos empezamos a estar más o menos habitados, pero para algunas cosas no estamos programados, como la muerte de un hijo. Ahora mismo no estoy para dolor tan profundo.
    Besitos de consuelo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dices bien que no estamos programados -ni preparados-, pero a veces esto ocurre. Lo bueno es que los poemas son claros, sin golpes bajos. El dolor en su mejor expresión.
      Besitos aquiescentes

      Eliminar
  6. Muy hermoso y hondo el poema que nos has regalado.
    Tengo que volver a leer poesía. Era mi asignatura pendiente hasta que el año pasado me propuse ir intercalando poemarios con mis lecturas habituales, propósito que comencé pero que he abandonado. Llevo un año muy inestable en lo laboral y me está costando organizarme y adquirir rutinas. Espero poder centrarme y retomar el hábito de leer poesía. Tenía ganas de leer a Piedad Bonnett. Ahora ya me apunto este título.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo escogí porque apenas lo leí, comprendí y empaticé con él. Todos los poemas son diáfanos y frontales y capturan la atmósfera del dolor o de la realidad de los enfermos sin victimizarse.
      Me he dado cuenta de la inestabilidad laboral -hace un tiempo, has comentado que te ibas a ausentar porque tenías un curro algo lejos-, pero tu nivel de lectura sigue siendo alto.
      Creo que solo Wineruda puede centrarse todo el tiempo en la poesía; los demás somos curiosos -o promiscuos, como sea- y alternamos con novelas y ensayos.
      Espero que los poemas de Bonnett sean de tu agrado.
      Un abrazo para ti, Lorena.

      Eliminar
  7. Terribles sucesos como fuente de inspiración: enfermedad mental, suicidio de un hijo, dolor y pena. No sé cómo se puede afrontar ese horror, quizás la poesía sea un bálsamo para quien sufre de esa manera.

    El poema que has seleccionado es bello en su desgarro.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre recuerdo las palabras de Ernesto Sábato, que dijo que él escribía a pesar de sí mismo; como que había una fuerza interior que lo compelía a escribir como medio de hacer frente a su angustia de vivir, para no caer en la locura. Algo de eso creo que hay en este libro; la canalización de un dolor atroz hecho arte.
      Un gran abrazo!

      Eliminar