Anagrama, 2014
I.
En este segundo volumen, Knausgård
desarrolla la historia de amor que protagonizó con su segunda esposa y la llegada
de los tres hijos, frutos de la misma. El volumen abarca la Tercera Parte del
conjunto –las dos primeras constituyen el libro anterior- y comienza con una
fecha: 29 de julio de 2008. Abre con su rol protagónico ejerciendo la
paternidad durante un período de vacaciones y todas las vicisitudes que esto
conlleva para alguien que no termina de conocer el oficio de padre y, sin duda,
sin vocación, por más que intente cubrir esa carencia con mucha dedicación y
algo de resignación.
II.
El primer centenar de páginas resume
los avatares de la vida familiar, sus exigencias diarias –de los críos, la
pareja y las necesidades de abastecimiento y distensión-, sus pequeñas alegrías
y sus consabidas discusiones acerca de la crianza; sobre todo, cuando se es
padre a tiempo completo. En un estilo descarnado no exento de autocrítica,
el autor nos hace saber cuánto dista la realidad de aquella idílica mirada
masculina que se tiene sobre los hijos antes de ser concebidos. Todo varón que
desee ser padre sin disponerse a relegar gran parte de su tiempo personal
debiera leer este segmento, para no correr el riesgo de convertirse en un
fracaso.
III.
Luego ahonda en su pasado, narrando el
abandono de su primera esposa en Bergen; la necesidad de trasladarse a Suecia; los
primeros tiempos sin lugar propio y el feliz reencuentro con una joven con quien
había compartido un seminario muchos años antes, que se convertiría en la madre
de sus hijos. Todo esto se acompaña de diálogos con amigos, reuniones
literarias, cambios de ciudades y geografías, las expectativas que genera la
primera gestación y la frenética necesidad de escribir cuando no existe nada en
el horizonte.
IV.
Destaco el análisis que realiza
sobre la obra de Dostoyevski y la suerte de contrapunto que pone en boca de sus
amigos acerca de qué entendemos por modernismo
-al mejor estilo provocador con que se reconoce a Houellebecq-. Además, refiere
a obras y autores varios –muchos de ellos, ignotos-, todos en el campo de las
artes, que despiertan la curiosidad del lector. A cambio, estimo exagerada su
extensión de más de seiscientas páginas y, por momentos, el ejercicio de un
alarde académico que no aporta nada importante al nervio conductor.
V.
Directo y sin pelos en la lengua, Knausgård
nos ofrece su visión sobre la vida en familia y las imposiciones de ésta sobre
el resto de las actividades y gustos personales. Un reflejo sincero y crudo,
que puede servir de advertencia a quienes quieran transitar estos roles.
He leído de todo acerca de estas novelas. La verdad es que no me he animado por su extensión y por alguna mala opinión leída. Y creo que también influye ese "Mi lucha" que me recuerda al señor Hitler.
ResponderEliminarCreo que esta la voy a dejar sin apuntar.
Un beso.
No está mal que cuente todo lo que le ha pasado; ni tampoco escribe mal. Podría, eso sí, ser menos extenso y detallista.
EliminarLo que dice de sí mismo con respecto a la paternidad, esa ilusión que luego deviene en limitaciones, debería ser leído por los varones antes de ser padres. Veremos cómo sigue.
Un beso para ti, Rosa.
Hola. La verdad es que ese exceso de páginas me parece abusar del tiempo del lector ¡que solo tenemos una vida! El caso es que encima aborda un tema que no me interesa a la hora de leer ficción, la paternidad. Todo el mundo sabe que no es ninguna bicoca y quien más quien menos se ha preguntado eso de :¿quién me mandaría a mí?
ResponderEliminarEl estilo puede que me gustara y seguro que lo que cuenta sobre Dostoyevski me resultaría muy interesante.
Besitos sanos
Es como todo, Norah. Hay partes que te preguntas para qué y en otras lo compensa. No, no es Proust.
EliminarNarra muy bien el debate interno entre los requerimientos familiares y su necesidad de aislarse para escribir. Y el debate sobre modernidad tiene cierto sabor a Houellebecq.
Besitos confinados.
Estimado Marcelo, once upon a time (when the time was)acuñó el bardo.
ResponderEliminarY un día como el de hoy, 23 de abril de 1616 moría Shakespeare, cediendo en ese acto a Galileo la llama de la gloria de la literatura a la de la ciencia.
De allí esta la buena costumbre de conmemorar cad 23 de abril el día internacional del libro.
Una vez más elijo el parlamento de Enrique V, Acto IV, escena III, la arenga a su puñado de valientes.
.......
This story shall the good man teach his son,
and Crispin Crispian shall ne´er go by,
From this day to the ending of the world.
But we in it shall be rebembered
We few, we happy fwe, we band of brothers.
For he to day that sheds his bloods with me
Shall be my brother, be he ne´er so vile,
This day shall gentle his condition
And gentlemen in England now a bed
Shall think themselves accurs´d they were not here
And hold their manhoods cheap whiles any speaks
That fough with us upon Sain Cripin´s day.
WS 1564 - 1616
A la salud de los que gustan de los libros!
Selva
Gracias por su oportuna aparición, Selva, recordándonos tan fasto día.
EliminarEn otro orden, dése una vuelta la semana próxima por aquí. Tengo algo para Ud.
Un abrazo.
Este libro creo que no me lo hubiera llevado de la estantería, para mí hay una contradicción entre título y fotografía. Leyendo tu reseña diría que también contradictorio con la propia novela. Reseña que me ha recordado a otra novela "Diario de una abuela de verano" aunque no creo que tengan nada que ver una con la otra, ni en el tono de la misma, ni en la historia, ni... Creo que podría ser una buena lectura, eso sí en esta ocasión creo que me gustaría ser capaz de leer más palabras por minuto de las que leo. Un fuerte abrazo Marcelo.
ResponderEliminarParece que al autor le encanta aparecer en las fotos de portada, je, je. Casi como a Nothomb, ¿no?
EliminarPor momentos, parece que todas esas palabras están dirigidas hacia una persona: él mismo; como si tuviera la necesidad de explicarse o interpretarse. No obstante, en el montón, puedes recolectar algunas buenas imágenes.
Lee a tu ritmo, Ana; es lo mejor para sacarle más rédito a la lectura. Lo que tenga que leerse, se leerá; lo que no, lo dejaremos para la próxima.
Un gran abrazo para ti.
¡Querido Marcelo! Después de leer tu reseña me queda claro que hay varias cosas que me gustan: el tema de la familia, de la paternidad (tener o no tener hijos, sabiendo lo que te vas a encontrar, a todo lo que tendrás que renunciar contado desde su experiencia, creo que es interesante).
ResponderEliminarPero también hay varias cosas que me echan para atrás a la hora de ponerla en mi lista de lecturas futuras: que sean varias (aunque supongo que se podrán leer por separado sin ningún problema) y ese dato que aportas respecto a la extensión de seiscientas páginas sobre el tema del modernismo (seguro que se hace pesado) aunque por otra parte que analice la obra de obra de Dostoyevski también me resulta atractivo. Igual le echo un vistazo en la biblio si me lo encuentro a la vuelta
¡¡Besotes!!!
Hola, Marian!
EliminarAclaro: el volumen lleva algo más de seiscientas páginas; la discusión sobre el modernismo, sólo algunas.
Yendo al texto, te adelanto que nada me sorprendería que en el último volumen nos dijera que ha de separarse...
En tren de confesiones, esta obra me parece destinada a la creación de un nuevo Premio Nobel a partir de un negocio editorial. Ojalá el futuro me rebata, una y mil veces. Porque si no lo hace, ¿cómo encarar cualquier lectura sin el estigma de que sólo busca vender -y, de paso, agradar-? Ya hay varios ejemplos de escritores de 'consumo masivo', que parecen focalizados en que se los premie. Uff.
Espero que sólo sean cosas mías y, como tal, desechables.
Un beso grande para ti!
tengo el libro, impreso, por ahí, es de esos que te miran con cara seria y con cierta amenaza del peso de sus páginas. Supongo que está en algún escondite o en alguna trinchera, veré si lo pillo despistado algún día, con la guardia baja, sin vigías, y lo leo.
ResponderEliminarcuídate
gracias
Pues podría haber sido un poco más conciso. Los libreros amigos brindan una mirada escéptica sobre el total de la obra. Veremos qué deparan los siguientes volúmenes.
EliminarUn abrazo, Wine.
Creo que voy a repetir un poco mi comentario de tu reseña de la anterior entrega de estas novelas: a pesar de que le sobran páginas, toca temas que me interesan. Seguiré pendiente de la lucha de Karl Ove Knausgård.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay partes del texto en que lo aplaudes; te das cuenta de que no es un gilipollas escribiendo sobre sí mismo. Hay otras en que, si fueras su editor, las recortarías -ni quiero pensar en qué haría de sus textos Gordon Lish...-.
EliminarLo único que puedo asegurarte es que tendrás mis honestos -y humildes- comentarios a lo largo del año.
Un abrazo para ti.