Periférica, 2016
I.
Tal vez por estar reducida al
hábitat de lo diario más tiempo del que se considera saludable, sin otra posibilidad
que le permita porfiar en la riqueza que toda diversidad e intercambio humano confieren,
mi mente busca alternativas a un presente sombrío que se exhibe sin solución de
continuidad. Debe haber sido ésa la razón por la que eligió la lectura de un
libro, cuyo contenido dista tanto de ella, anhelando hallar en las letras
aquello que le fuera negado en aras de una extendida protección sanitaria, ya
tan férrea como absurda.
II.
Mãn es el nombre que porta la
protagonista de esta historia. Una mujer vietnamita que supo tener tres madres:
una biológica -que acabó con un agujero en la cabeza-; otra, monja –que acabó
con un agujero en la fe- y una tercera que, si bien la acompañó durante gran
parte de su vida, no se salvó de un agujero de bala en un muslo. Ella nos
cuenta no sólo su biografía sino también la de esta última ‘madre’, quien se
encontró como tantos otros habitantes en medio de una guerra ideológica entre
hermanos y, como tal, le tocó perder.
III.
En poco más de un centenar de
páginas, Thúy nos adentra en la realidad de Mãn, una niña que, al crecer, fue confiada
a esta mujer sin hijos y quien, percibiendo la falta de futuro, consiguió
casarla con un vietnamita exiliado en Montreal, Canadá, dueño de un restaurante
de cocina étnica. Si bien no le amaba, se estableció junto a él y le brindó una
pareja de hijos, a la vez que descubría su propia identidad a través de las
recetas que el emprendimiento ofrecía a los clientes.
IV.
Estructurado en pequeños capítulos
que llevan un título orientativo –en ambas lenguas, vietnamita y español-, Mãn
nos va develando hábitos, costumbres y la idiosincrasia de un pueblo, dueño de
una cultura milenaria y tradicional que convive con la producción exuberante de
frutos y especias. Pero no restringe su
mirada a la vida en el extranjero sino que hace de ella un canto de amor y de
resiliencia.
V.
En estilo coloquial, Thúy nos allega
una novela fluida, sin golpes de efecto, donde la Historia se entrecruza con la
realidad de quien tuvo que migrar, aunque sin nostalgia ni crítica alguna.
Amores y desamores, amistades señeras y recetas culinarias sazonan una historia
de vida, que se asemeja a esos manjares asiáticos que la misma protagonista
ofrece cada día en el negocio familiar. Un libro capaz de cambiar el desánimo
por una cuota de esperanza.
De esta autora he leído Ru, y me encantó. Me apunto este. Un abrazo
ResponderEliminarHe querido -y no he podido- hacerme de un ejemplar de 'Ru', pero no hubo forma. Los importadores son gente reacia a los autores de regiones periféricas... Igualmente, se que puede conseguirse 'Vi', el otro título de esta autora.
EliminarUn abrazo, Esther.
¡Querido Marcelo! Vaya libros tan curiosos y "distintos" que nos traes... Aunque en principio no me atraigan demasiado, es genial conocerlos y saber tu opinión con esta manera también tan original que tienes de reseñas
ResponderEliminarNo tenía ni idea ni del libro ni de la autora, así que gracias por dármelos a conocer
¡Un beso!
Hola, Marian!
EliminarMe alegra saber que mis lecturas te expanden el horizonte -tal como me lo expande a mí mismo-. Hay libros de autores de los confines del globo, que también tienen cosas interesantes para contarnos, con otras realidades.
La mezcla de vida y cocina en este libro lo hace más atractivo.
Un besote para ti!
Hay que tener paciencia. Aquí la protección sanitaria dejó de ser férrea y no sé si no tendrá que volver a serlo porque la gente tiene de todo menos sentido común y si no es a golpe de obligación y represalias nadie cumple las normas más básicas.
ResponderEliminarUn libro muy diferente el que hoy nos traes. Tomo nota porque me encanta la cocina y me atrae mucho la vida de esta chica con tres madres y su asentamiento en un país tan distinto del suyo como es Canadá.
Un beso.
Aquí, es cuestión de genética, Rosa. Habituados a trampear y a ser engreídos, también creemos que podemos hacer lo mismo con la muerte.
EliminarYendo al texto, a mi, particularmente, me seducen los libros que, en medio de recetas de cocina, te permiten conocer la realidad de otra gente, sus angustias y sus anhelos.
Además, me encanta cocinar -como buen químico, claro-.
Éste se que te gustará. Es muy ameno.
Un beso para ti.
Esto me gusta. Por lo exótico y porque me gustan las historias donde a pesar de que todo pinte mal, la esperanza se abre paso. Y porque admiro a estos personajes que no se revuelcan en la autocompasión aunque tengan sobradas razones.
ResponderEliminarMucho ánimo, querido Marcelo, para este túnel que nos ha tocado transitar en el que a veces cuesta tanto encontrar la luz. Y como dice Rosa, a ver si no volvemos a entrar porque hay gente que en vez de cabeza tiene un adoquín pegado al cuello.
Besitos de ánimo
Sí es un libro esperanzador, Norah. Aunque cabría decir que los asiáticos extremos tienen una disciplina que al menos por aquí no abunda. Es un libro de los tuyos, sin duda.
EliminarGracias por tus palabras de ánimo. No nos vendría mal tener un adoquín pegado al cuello, para estar obligados a bajar nuestra altivez y fijar la vista más en el suelo. El problema es que hemos reemplazado la cabeza con un adoquín hueco, cuyo centro está vacío de contenido; aire, con suerte. Lo triste es que no queremos crecer; preferimos seguir siendo una sociedad infantil e irresponsable. Uff.
Besitos agridulces.
Suena interesante. Creo recordar, además, que la vietnamita es una cultura literariamente olvidada para mí.
ResponderEliminarSí que es necesaria a veces una cuota de esperanza. Me alegra que esta lectura te la hay procurado.
Un abrazo
En mi caso, es posible que lo único que haya sabido acerca de Vietnam ha sido la guerra que ha tenido lugar con EEUU y entre ellos mismos. Y el acceso a sus preparaciones culinarias en algún restaurante étnico local.
EliminarFue mi primer acercamiento, y lo he disfrutado. Ha sido como un analgésico para estos tiempos: no remite la enfermedad, pero te la hace más llevadera.
Un abrazo para ti, Lorena.
No conozca nada de esta novela, ni la había visto mencionada en redes sociales. El tema es curioso aunque no es la primera vez que en una novela las mujeres se expresan a través de la cocina.
ResponderEliminarRespecto al covid, esto parece una pesadilla y una muestra de ineficacia de quienes nos gobiernan, no es que confiara mucho en sus dotes de gestión, pero la pandemia les ha superado y ha mostrado su ineficacia.
Pese a estos tiempos tan extraños, confiemos en nosotros/as mismas.
Un fuerte abrazo.
Sabía algo de la autora gracias a Esther, pero fueron los libreros amigos que me señalaron este título. Es interesante adentrarse en las vidas cotidianas de gentes tan distantes.
EliminarY la manifestación culinaria exhibe una parte importante de su idiosincacia.
Con el Covid, empiezo a cuestionarme seriamente la necesidad de la existencia del Estado y de una clase dirigente, que ha demostrado a cada paso una aberrante falta de sentido común –sin hablar de la pandilla que nos gobierna-.
Como señalas, sólo nos tenemos a nosotros mismos.
Un abrazo grande!