martes, 21 de julio de 2020

Manjares de Vietnam. Mãn, Kim Thúy


Periférica, 2016

I.

            Tal vez por estar reducida al hábitat de lo diario más tiempo del que se considera saludable, sin otra posibilidad que le permita porfiar en la riqueza que toda diversidad e intercambio humano confieren, mi mente busca alternativas a un presente sombrío que se exhibe sin solución de continuidad. Debe haber sido ésa la razón por la que eligió la lectura de un libro, cuyo contenido dista tanto de ella, anhelando hallar en las letras aquello que le fuera negado en aras de una extendida protección sanitaria, ya tan férrea como absurda.

II.

            Mãn es el nombre que porta la protagonista de esta historia. Una mujer vietnamita que supo tener tres madres: una biológica -que acabó con un agujero en la cabeza-; otra, monja –que acabó con un agujero en la fe- y una tercera que, si bien la acompañó durante gran parte de su vida, no se salvó de un agujero de bala en un muslo. Ella nos cuenta no sólo su biografía sino también la de esta última ‘madre’, quien se encontró como tantos otros habitantes en medio de una guerra ideológica entre hermanos y, como tal, le tocó perder.

III.

            En poco más de un centenar de páginas, Thúy nos adentra en la realidad de Mãn, una niña que, al crecer, fue confiada a esta mujer sin hijos y quien, percibiendo la falta de futuro, consiguió casarla con un vietnamita exiliado en Montreal, Canadá, dueño de un restaurante de cocina étnica. Si bien no le amaba, se estableció junto a él y le brindó una pareja de hijos, a la vez que descubría su propia identidad a través de las recetas que el emprendimiento ofrecía a los clientes.

IV.

            Estructurado en pequeños capítulos que llevan un título orientativo –en ambas lenguas, vietnamita y español-, Mãn nos va develando hábitos, costumbres y la idiosincrasia de un pueblo, dueño de una cultura milenaria y tradicional que convive con la producción exuberante de frutos y especias. Pero no  restringe su mirada a la vida en el extranjero sino que hace de ella un canto de amor y de resiliencia.

V.

            En estilo coloquial, Thúy nos allega una novela fluida, sin golpes de efecto, donde la Historia se entrecruza con la realidad de quien tuvo que migrar, aunque sin nostalgia ni crítica alguna. Amores y desamores, amistades señeras y recetas culinarias sazonan una historia de vida, que se asemeja a esos manjares asiáticos que la misma protagonista ofrece cada día en el negocio familiar. Un libro capaz de cambiar el desánimo por una cuota de esperanza.

12 comentarios:

  1. De esta autora he leído Ru, y me encantó. Me apunto este. Un abrazo

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    1. He querido -y no he podido- hacerme de un ejemplar de 'Ru', pero no hubo forma. Los importadores son gente reacia a los autores de regiones periféricas... Igualmente, se que puede conseguirse 'Vi', el otro título de esta autora.
      Un abrazo, Esther.

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  2. ¡Querido Marcelo! Vaya libros tan curiosos y "distintos" que nos traes... Aunque en principio no me atraigan demasiado, es genial conocerlos y saber tu opinión con esta manera también tan original que tienes de reseñas
    No tenía ni idea ni del libro ni de la autora, así que gracias por dármelos a conocer
    ¡Un beso!

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    1. Hola, Marian!
      Me alegra saber que mis lecturas te expanden el horizonte -tal como me lo expande a mí mismo-. Hay libros de autores de los confines del globo, que también tienen cosas interesantes para contarnos, con otras realidades.
      La mezcla de vida y cocina en este libro lo hace más atractivo.
      Un besote para ti!

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  3. Hay que tener paciencia. Aquí la protección sanitaria dejó de ser férrea y no sé si no tendrá que volver a serlo porque la gente tiene de todo menos sentido común y si no es a golpe de obligación y represalias nadie cumple las normas más básicas.
    Un libro muy diferente el que hoy nos traes. Tomo nota porque me encanta la cocina y me atrae mucho la vida de esta chica con tres madres y su asentamiento en un país tan distinto del suyo como es Canadá.
    Un beso.

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    1. Aquí, es cuestión de genética, Rosa. Habituados a trampear y a ser engreídos, también creemos que podemos hacer lo mismo con la muerte.
      Yendo al texto, a mi, particularmente, me seducen los libros que, en medio de recetas de cocina, te permiten conocer la realidad de otra gente, sus angustias y sus anhelos.
      Además, me encanta cocinar -como buen químico, claro-.
      Éste se que te gustará. Es muy ameno.
      Un beso para ti.

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  4. Esto me gusta. Por lo exótico y porque me gustan las historias donde a pesar de que todo pinte mal, la esperanza se abre paso. Y porque admiro a estos personajes que no se revuelcan en la autocompasión aunque tengan sobradas razones.
    Mucho ánimo, querido Marcelo, para este túnel que nos ha tocado transitar en el que a veces cuesta tanto encontrar la luz. Y como dice Rosa, a ver si no volvemos a entrar porque hay gente que en vez de cabeza tiene un adoquín pegado al cuello.
    Besitos de ánimo

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    1. Sí es un libro esperanzador, Norah. Aunque cabría decir que los asiáticos extremos tienen una disciplina que al menos por aquí no abunda. Es un libro de los tuyos, sin duda.
      Gracias por tus palabras de ánimo. No nos vendría mal tener un adoquín pegado al cuello, para estar obligados a bajar nuestra altivez y fijar la vista más en el suelo. El problema es que hemos reemplazado la cabeza con un adoquín hueco, cuyo centro está vacío de contenido; aire, con suerte. Lo triste es que no queremos crecer; preferimos seguir siendo una sociedad infantil e irresponsable. Uff.
      Besitos agridulces.

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  5. Suena interesante. Creo recordar, además, que la vietnamita es una cultura literariamente olvidada para mí.
    Sí que es necesaria a veces una cuota de esperanza. Me alegra que esta lectura te la hay procurado.
    Un abrazo

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    1. En mi caso, es posible que lo único que haya sabido acerca de Vietnam ha sido la guerra que ha tenido lugar con EEUU y entre ellos mismos. Y el acceso a sus preparaciones culinarias en algún restaurante étnico local.
      Fue mi primer acercamiento, y lo he disfrutado. Ha sido como un analgésico para estos tiempos: no remite la enfermedad, pero te la hace más llevadera.
      Un abrazo para ti, Lorena.

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  6. No conozca nada de esta novela, ni la había visto mencionada en redes sociales. El tema es curioso aunque no es la primera vez que en una novela las mujeres se expresan a través de la cocina.
    Respecto al covid, esto parece una pesadilla y una muestra de ineficacia de quienes nos gobiernan, no es que confiara mucho en sus dotes de gestión, pero la pandemia les ha superado y ha mostrado su ineficacia.

    Pese a estos tiempos tan extraños, confiemos en nosotros/as mismas.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Sabía algo de la autora gracias a Esther, pero fueron los libreros amigos que me señalaron este título. Es interesante adentrarse en las vidas cotidianas de gentes tan distantes.
      Y la manifestación culinaria exhibe una parte importante de su idiosincacia.
      Con el Covid, empiezo a cuestionarme seriamente la necesidad de la existencia del Estado y de una clase dirigente, que ha demostrado a cada paso una aberrante falta de sentido común –sin hablar de la pandilla que nos gobierna-.
      Como señalas, sólo nos tenemos a nosotros mismos.
      Un abrazo grande!

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