Odelia Editora, 2019
I.
Esta novela, que venía haciendo
ruido en el ámbito local, despertó mi curiosidad cuando descubrí que era
propuesta como material de lectura en varios talleres, antes de que la pandemia
estallara y nos dejara cariacontecidos. Salí de mi trabajo una tarde y la pasé
a buscar. Fue el último día que pisé la oficina. Menudo recuerdo.
II.
Ema, una mujer cerca de la
cuarentena, narra en primera persona una serie de hechos, que para ella
resultan hitos en su vida. En el primero, nos traslada a su infancia, cuando
contaba diez años. En un desafortunado intento de ascender al tejado, se
desmorona desde lo alto de una escalera de mano. El saldo fue varios meses de
quedarse en posición horizontal, completamente escayolada. En el segundo, nos
cuenta las alternativas de un viaje realizado –estando embarazada- junto a su
madre Elena, su tía Sara y su hermana Julia –dos años mayor- hacia el pueblo
del interior de donde las mayores son oriundas, con motivo de tener que retirar
una misteriosa caja guardada en un edificio a punto de ser demolido.
Finalmente, nos participa de los pormenores al dar a luz a su segundo descendiente.
III.
Por medio de estas historias, Riva
desgrana minuciosamente los vínculos entre mujeres de una misma familia. Ema no
guarda mayor apego hacia su hermana, madre soltera de gemelos a los veinte
años. Solo rescata la necesidad de su presencia en la escuela, como escudo
protector de sus aviesas compañeras de curso. Sí profundiza en el rol de Elena,
su madre; una mujer que abandonó su profesión médica al conocer al padre de sus
hijas, un hombre acaudalado quien la modeló a su placer. Ema confiesa su dolor
por la falta de afecto de su madre, que parece haber perdido el rumbo desde la
muerte de aquél. En cambio, guarda cierta admiración por su tía, quien ante el
deceso de sus abuelos se hizo cargo de la empresa familiar –la explotación de
una salina-. Su estilo desenvuelto y cosmopolita contrasta con el de Elena,
pesimista y superficial.
IV.
¿Cómo se establecen los vínculos
entre miembros de una misma familia?, ¿cuáles son las expectativas a
satisfacer?, ¿cómo podemos sobrellevar la desilusión cuando ellas no se
cumplen?, ¿tienen alguna chance nuestros hijos de no repetir nuestra historia al convertirnos
en padres? Estas son algunas de las preguntas con que Riva interpela al lector,
en un breve libro donde las protagonistas son mujeres, pero cuyas implicancias
no se agotan en una cuestión de género.
V.
Con una prosa amena y coloquial,
frases concisas, diálogos jugosos y escenas bien descriptas, Riva construye una
ficción que desnuda la esencia de nuestros afectos y esperanzas por aquellos
que comparten nuestra sangre. Un trabajo tan logrado como interesante.
Me lo llevo. Todavía no puedo ir a trastear en las estanterías de la biblioteca de al lado, ahora es una fría petición por mail y acudir para el servicio de entrega y recogida de libros. Tomo nota porque este me va a gustar, hay mucha intimidad y los diálogos con chicha me gustan.
ResponderEliminarBesitos familiares.
Es cierto, hay buenos diálogos entre las mujeres de la familia. Lo que se me escapa es saber si habrán de obtenerlo en la biblioteca de tus inmediaciones -que, sin pretender ser pelmo, ¿me has hecho las averiguaciones pertinentes?-.
EliminarMe ha gustado; hay tela para cortar.
Besitos compartidos.
¡Hola Marcelo! Sí, parece interesante. Una historia de mujeres, sobre mujeres, escrita por una mujer que ahonda sobre las relaciones familiares estrechas, como sobrellevar las desilusiones, porque ¿quién no ha sufrido una desilusión por algún miembro importante de su familia? Yo más de una...
ResponderEliminarTambién valoro especialmente de las novelas los buenos e inteligentes diálogos, así que yo también me lo llevo. No sé si estará en mi biblio, voy a mirar.
Me pica la curiosidad, ¿ya volviste a la oficina? Yo volví a la biblioteca, aunque como dice Norah en su comentario de una forma rara, un trabajo bibliotecario nada que ver
Besos
Hola, Marian!
EliminarSospecho que no ha de ser fácil hallarlo en derredor. Es un libro relativamente nuevo, que no se si ha trascendido las fronteras, aunque lo merece.
Todos tenemos desilusiones familiares en el haber. Apostamos en que no nos han de defraudar y...
No, Marian, no he vuelto a la oficina. Recién el 17 de este mes nos dirán si habremos de ver alguna luz al final del túnel. Por ahora, tan guardado como virgen vestal; ja, ja.
Recibe un cariñoso beso.
Lo de las relaciones familiares entre mujeres sobre todo, me atrapa sin remedio. El saber que no es muy larga, también me gusta porque ultimamente estoy con algún libro que tiene más de setecientas páginas y me apetece cosa menos extensa. A ver si la encuentro.
ResponderEliminarUn beso.
Es un libro que puedes leerlo de un sentón si consigue atraparte. Rosa. Ojalá lo encuentres.
EliminarNo son tiempos, si me permites, de libros voluminosos; no se consigue alcanzar la serenidad necesaria para lecturas extensas, cuando estás continuamente mediado por interrupciones. A fuer de ser acusado de lector superficial, es conveniente destinar nuestro escaso tiempo disponible en lecturas más llevaderas; que reconforten y ofrezcan una mirada optimista sobre el futuro -por aquí, tan incierto-.
Un gran beso para ti.
Tiene muy buena pinta. Desde luego las relaciones familiares son un filón para la literatura. Y yo nunca me cansó de leer sobre ellas.
ResponderEliminarUn abrazo
Y éste es muy jugoso, Lorena. Casi, que te habrá de encantar. Para mejor, sobrepasa apenas las cien páginas. Seguro que una lectora sensible como tú lo disfrutará.
EliminarUn abrazo para ti.