I.
Libreros amigos me habían propuesto
las letras de Schulz que, según sus opiniones, cabalgan entre Kafka y
Gombrowicz. En aquel momento, no había nada disponible en el mercado local, por
lo que acudí a la Red y hallé este libro. Años posteriores pude hacerme de un
volumen que abarca la totalidad de sus obras. Preferí comenzar por lo más breve.
II.
El
libro, constituido por trece relatos, apareció en medio de una colección de títulos
de diversos escritores. Incluye un Estudio Preliminar a cargo de Elvio E. Gandolfo
–que sugiero leer a posteriori, para
no develar su contenido-, en el que intenta exponer al eventual lector local quién
fue este poco menos que ignoto autor, y el motivo por el que ha sido incluido
en aquélla, además de realizar un análisis detallado de los textos presentes.
III.
La
mayoría de estos relatos tienen como nervio conductor la figura paterna. Una paternidad
solar desmedida, desmadrada, omnipresente pero carente de opresión. Acaso imaginativa
y prolífera. Donde un tendero de paños es capaz de albergar aves exóticas,
proponer una nueva teoría sobre el Génesis o prodigarse hacia los bomberos,
mientras que su autoridad siempre manifiesta puede ser desbaratada por el sólo
gesto de su empleada doméstica amenazándolo con hacerle cosquillas.
La versión digital, gentileza de Epublibre
IV.
Existen
planos a destacar. En principio, la importancia de la comunicación gestual; los
gestos descriptos en el texto dicen mucho acerca de los personajes y su composición
psicológica. Luego, la defensa de la imaginación creativa –por momentos, rayana
en la locura- que su hijo, el narrador, hace de las ocurrencias de su padre. Un
padre que adquiere dimensión sobrenatural pero que puede empequeñecerse de
manera inmediata; un Demiurgo estrafalario, tan capaz de elucubrar devaneos irrelevantes como
de someterse al sensual dominio femenino.
V.
En un estilo poético, con descripciones que rozan el lirismo, Schulz expresa su aversión por el mercantilismo, su amor por la fecundidad de la naturaleza, la vejez y enfermedad como ciclos a asumir y el rescate de la infancia como época de prístina madurez –madurar hacia la infancia-. En suma, un libro muy interesante, más que apropiado para iniciarse en el universo literario de Schulz.
Ay esta vez no. Estas lecturas tan inteligentes y serias no son para mí y menos ahora. Aunque el hombre lo escriba tan bonito que solo por el placer de oírlo mereciera la pena.
ResponderEliminarBesitos caprichosos
No importa, Maja. Ya daré con algo que te seduzca más. Al fin y al cabo, la literatura ofrece un sinnúmero de platos en el menú.
EliminarBesitos comprensivos.
Hola Marcelo, espero que estés bien- Maravilloso libro, de esos que hacen que merezca la pena los días y las noches, o mejor, la espera por un momento para seguir leyéndolo. Lo he leído varias veces y varias veces he leído un libro nuevo, algo que respira diferente cada día, el padre, la tienda, las casas, los pájaros parecen tan presentes que nacen cada día, padre , madre, familia, casa,.... Siempre, leyéndolo, con el título " las tiendas color canela" me quedo esperando, hoy también, que alguien descubra el libro perdido de Schulz, y nunca pasa.
ResponderEliminarcuídate
gracias
Hola, Wine! Espero que ambos estemos lo mejor que se pueda.
EliminarCreo recordar ahora que alguna vez me habías hecho el comentario sobre su autor. Debe haber quedado en el inconsciente, junto a dos amigos libreros que me sugirieron éste en particular. Te agradezco, entonces, la sugerencia.
Imagino que debe haberte gustado el estilo elegido por Schulz; hay mucho de poesía en sus líneas.
Hay una compilación de su obra, que aún me espera. Incluye este material y el resto de sus letras, con sus ilustraciones.
Un excelente libro, sin duda. Una amiga vasca diría 'pata negra'.
Recibe un fuerte abrazo, Maestro.
Pues si que pintan raros estos relatos ¿no? temas interesantes y buena escritura, de esa que merece la pena, pero ya sabes que los relatos no son lo mío. Por cierto, pues para no atraerte a ti tampoco demasiado, estás que te sales escogiendo relatos, ¿ehh? Si es que como decía mi abuela "el comer y el rascar, todo es empezar", de hecho estoy convencida de que si encontrara un libro de relatos de mi agrado, cambiaría ese gusto por su lectura
ResponderEliminarBesos
Hola, Marian! Ja, ja! Ya esperaba yo este comentario acerca de los libros de relatos.
EliminarNo te confundas, es parte de una estrategia. Las novelas breves y los libros de relatos ofrecen la ocasión de ocupar poco tiempo. Sobre todo, cuando quieres abordar libros extensos -como el de Dostoyevski, v.g.-.
Si quieres un libros de relatos agradable, visita 'Bestiario' de Julio Cortázar.
Estos relatos de Schulz son muy interesantes. No hay opresión por parte del padre y sí mucha imaginación.
Besos para ti.
Tomo nota del libro. cada vez me voy animando más con los relatos que compagino con novelas. Estos, con esa figura paterna como núcleo común me atraen mucho. Suelo encontrar más interesante la figura de la madre, pero la del padre puede dar también mucho de sí.
ResponderEliminarUn beso.
Yo comencé a intercalarlos, Rosa. Brindan la ocasión de leer algo breve con otras cosas más extensas.
EliminarPensaba en que la figura paterna es un tópico en la literatura, sobre todo en cuanto a su omnipresencia -basta solo recordar a Knausgard-. En este caso, no ejerce presión; sólo desarrolla su imaginación creativa. Por supuesto, hay alguna cosa más, además de él. Por ejemplo, un jubilado que termina volviendo a ocupar un banco en la escuela primaria. Algo maravilloso.
Ojalá lo disfrutes tanto como yo.
Un beso para ti.
No conocía al autor pero me llama la atención este libro de relatos. Tomo buena nota para adentrarme en su universo literario.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una propuesta diferente, con prosa cercana a lo poético. Y una figura paterna totalmente distinta de lo que se suele leer. Te gustará.
EliminarUn abrazo para ti.