I.
Un libro muy comentado en la Red,
aparecido tras el exitoso Apegos feroces.
Quise visitar su mirada solitaria -algunas de las autoras incluidas bajo esta
misma etiqueta lo citaban-, infringiendo así mi propia norma de ‘comenzar por
el comienzo’ en las letras de un autor.
II.
Esta obra es una mezcla de ensayo, memorias
personales y sutil observación urbana. Para ello, Gornick se acompaña de
Leonard, un amigo homosexual con quien sostiene jugosos diálogos y
contrapuntos, mientras rememora ciertos hechos y sentires de su historia y
describe con agudeza la vida cotidiana de Nueva York bajo la mirada de una
mujer dual, que a la vez es soltera y está sola. Ambos componen un dúo alejado
de la tradicional familia heterosexual.
‘Mi
amistad con Leonard empezó conmigo invocando las leyes del amor: las que
conllevan expectativas. […] Me llevó
años darme cuenta de que ese sentimiento no era exacto. Lo que somos, de
hecho, es un par de viajeros solitarios que avanzan con esfuerzo por el
territorio de sus vidas, y que de vez en cuando se encuentran en el límite más
alejado para intercambiar noticias sobre el estado de las fronteras.’
III.
Por momentos, reflexiona sobre ciertos
conceptos, como la amistad,
‘La
mejor versión de sí mismo. Durante siglos, este fue el concepto clave detrás de
cualquier definición esencial de amistad: que un amigo es un ser virtuoso que
le habla a la virtud que albergamos en nuestro interior. ¡Qué ajeno les resulta
ese concepto a los hijos de la cultura terapéutica! Hoy no miramos para ver, y
mucho menos para corroborar, la mejor versión de nosotros mismos en los demás. Al
contrario, la franqueza con la que admitimos nuestras incapacidades emocionales
—el miedo, la ira, la humillación— es lo que nos lleva a crear los vínculos de
amistad hoy día. No hay que nos acerque más a los otros que el grado en que
afrontamos abiertamente nuestra vergüenza más profunda cuando estamos con
ellos. […]. Lo que queremos es sentirnos conocidos, con nuestras virtudes y
nuestros defectos; cuantos más defectos, mejor. La gran ilusión de nuestra
cultura es que somos lo que confesamos ser.’
en
otros, la ciudad cobra importancia al devolver con creces la necesidad de expresión
humana, remedio apropiado contra la soledad,
‘La mayoría de la gente
está en Nueva York porque necesita muestras –en grandes cantidades- de
expresividad humana; y no las necesitan de vez en cuando, sino todos los días.
Eso es lo que necesitan. Los que se van a ciudades más manejables pueden
prescindir de ello; los que vienen a Nueva York, no.’
IV.
Con una pluma versátil, de estilo ameno y
coloquial, Gornick no solo nos propone un paseo por los recovecos de la Gran
Manzana, cual paseante –o Flâneuse-,
sino una serie de finas observaciones del comportamiento humano de aquellos que
están solos en las grandes urbes. Para tomar en cuenta.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
La ventaja de haber hecho la lectura en el orden contrario es que vas a ir de menos a más, o.mejor dicho, de más a increíble. Porque si esta es buena novela y consigue contar esa verdad sobre relaciones de forma tan certera pero bonita y conmovedora, eso mismo sube de categoría en la anterior, Apegos feroces. Una magnífica obra de la que no debe usted privarse.
ResponderEliminarBesitos confiados.
De hecho, dudé mucho si no comenzar con la anterior, pero ya no bajo la etiqueta de marras. Muchos como tú la han ponderado muy bien.
EliminarÉsta tiende más al ensayo, al deambular del paseante que observa su entorno y le dispara recuerdos de situaciones vividas y una multiplicidad de reflexiones. Interesante desde su punto de vista.
Besitos afectuosos.
Esta autora lleva tiempo esperando. Leyendo tu reseña empezaría hoy mismo. Fantástica forma de visitar Nueva York. Un lujo. Besos Marcelo.
ResponderEliminarNo se si fantástica pero sí original. Los diálogos con su amigo son picantes y muestra ribetes de la idiosincracia del habitante local que hacen fluido el texto. Algo distinto.
EliminarUn beso, Ana.
Una pregunta curiosa: ¿lees directamente el libro en el móvil que aparece en la fotografía?
ResponderEliminarUna respuesta certera: sí, claro! Tablet de 8' y un librero que permite seleccionar tamaño de letra, fondo de pantalla, apuntar, etc. Quién me regaló el gadget nunca habrá de tener idea el enorme valor que ha cobrado para mi. Es como desplazarme con una señora biblioteca a cuestas, en la palma de la mano!
Eliminar¡Hola Marcelo!
ResponderEliminarme alegra que hayas descubierto y sobrado a Gornick, un buen autor por lo que cuentan, ya que yo todavía no lo he leído. En principio me atrae más (por lo de que esta obra es un ensayo) Apegos feroces, la tengo en mente desde hace tiempo, aunque por lo que cuentas esta también merece mucho la pena. Si es que cuando un autor es bueno, generalmente cualquiera de sus novelas merecen la pena, eso sí, unas más que otras.
¡Un besote!!
Hola, Marian!
EliminarPues no dejes pasar mucho tiempo éste o su título más afamado; vale la pena.
Debe ser difícil mantener un estándar de calidad literaria con sucesivos trabajos. A veces se logra y otras no.
Besitos para ti!
Comencé a leer Apegos feroces por las buenas opiniones que sobre dicho libro había leído, algunas de ellas, además, de lectores en cuya opinión confío. Lo abandoné sin terminarlo, cosa que pocas veces hago. No me estaba pareciendo un mal libro pero no conseguía conectar con lo que me estaban contando. Puede ser que llegara a él con expectativas demasiado altas, aunque también es verdad que por aquel entonces me costó conectar con cuanta lectura comenzaba. Tengo pendiente retomar a Vivian Gornick por saber si es una autora que no es para mí o si nuestro encuentro no se dio en el momento más propicio.
ResponderEliminarUn abrazo
Conociendo tu hábito lector, me inclino a pensar que debe haber sido más lo segundo que lo primero que señalas al final. A veces, las circunstancias que nos rodean nos impiden concentrarnos en lecturas que lo requieren. O no estamos bien dispuestos.
EliminarPrueba con éste y nos cuentas.
Un abrazo para ti.
Solo he leído Apegos feroces de esta autora y me pareció magnífica. Tomo nota también de esta que veo que merece la pena y os va gustando a los que la leéis.
ResponderEliminarUn beso.
A tu proverbial voracidad lectora, Rosa, ésta le sabrá como un bocadillo. Pero tiene sustancia.
EliminarUn beso para ti.