I.
Impulsaron esta lectura varios
motivos. Primero, lo apunté de una lectora -que al poco abandonó la Red-. Además,
estaba publicado por otro sello editor bajo otro título (aunque ninguno
responde al original, Run River).
Luego, apenas aparecido en esta edición, encontré que una escritora local –quien,
a posteriori, lanzara un exitoso
libro en relación con un río- lo estaba leyendo cuando compartimos trayecto en
un transporte público. Al fin, surgió como propuesta de lectura conjunta por
alguien que terminó dejándome solo. Para colmo, debí adquirirlo en papel porque
a la versión digital que disponía le faltaba un capítulo entero. ¿No será
mucho?
II.
El fin de la historia –o casi- está
presente desde el comienzo. Lily Knight escucha el disparo en la madrugada y va
en busca de su marido, Everett McClellan. Ante la escena consumada, le señala
que era innecesario. Así se inicia la novela, que transcurre entre 1938 y 1959
a orillas del río Sacramento, donde los McClellan han sido tradicionales
productores de lúpulo y los Knight explotaban sus extensas fincas.
III.
Los protagonistas se conocen desde
niños y deciden casarse muy jóvenes. Lily carece de dotes tanto para hacerse
cargo de las tareas de esposa como aquellas que supone la maternidad de un par
de vástagos y la vida en sociedad, roles tan importantes para la tranquilidad
que Everett desearía alcanzar como modelo de vida. A ellos deben sumarse un
puñado de conocidos con quienes no solo interactúa la pareja sino también la
inestable hermana menor de Everett.
IV.
Así servido, el cóctel resulta
explosivo cuando a las infidelidades e insatisfacciones de larga data se les
une la ceguera de no saber cambiar en momentos en que la California de los
latifundios está dejando paso a los negocios inmobiliarios y empresarios, mucho
más rentables. Toda esa antigua forma de vida, contenida como agua mansa por el
dique que ha sido la historia familiar a través de los años, estalla ahora en
una turbulencia sin par y se lleva consigo a Lily y Everett, en un arrastre
aluvional que todo lo desborda.
V.
Con una prosa de frases cortas, diálogos precisos, personajes perfectamente delineados y escenas tan bien construidas como la atmósfera que rodea a las acciones, Didion logra una ópera prima que debiera ser incluida entre las mejores novelas norteamericanas del siglo XX. Sin duda, este río revuelto se vuelve indispensable para todo buen lector.
Esta novela la leí hace un par de años con el título de Río revuelto que se adapta más al título original. Me enamoré de Joan Didion. Ahora acabo de publicar una reseña sobre dos libros suyos autobiográficos que me han gustado muchísimo también.
ResponderEliminarTe recomiendo un documental sobre ella (y con ella) que se titula El centro cederá (como El centro caerá puede aparecer también)) y que está en Netflix. Fue toda una experiencia verla en persona.
Un beso.
Creo haber caído en la cuenta de su nombre anterior gracias a tu reseña, Rosa. Lo cierto es que ésa edición no la he visto por aquí. He visto tus líneas sobre los libros que señalas.
EliminarQueda apuntado debidamente el documental que citas; debe ser toda una experiencia verla en persona. Gracias por la recomendación.
Un beso para ti.
Río revuelto es justo el título de la edición que tengo yo y que disfruté hace un par de años. Me ganó Joan Didion con su prosa, como dices, certera y porque es de las que levanta la alfombra y saca la porquería. Todo funciona en una novela de ambiente decadente que me encanta. Tengo pendiente leer más obras de la autora.
ResponderEliminarBesitos coincidentes
PD un capítulo puede ser la vida entera si falta en una buena novela como esta.
Yendo a tu posdata, no sabes el berrinche que me agarré. Salí disparado cual proyectil a buscar la edición en papel, porque faltaba el cap. 23 (y tiene 26).
EliminarNo había leído nada y, como a ti, me ganó su prosa y la atmósfera creada para hacer más efectiva la decadencia de sus personajes y la sociedad. Tengo más títulos suyos esperando.
Besitos unísonos.