I.
Era uno de los ejemplares
adquiridos durante el encierro sanitario, que me llevó a interesarme por
autores insulares; desde entonces
esperaba su ocasión. Incluí este título entre otros más extensos debido a su
brevedad y, además, para complacer a una lectora cuyana amiga que insistía
machaconamente en que lo leyera.
II.
Dos historias se entrecruzan en esta novela,
de neto sesgo rural. En principio, está la de Daniel, un granjero joven que ha
sufrido la desgracia de perder a su mujer en un incidente con el caballo, y esa
ausencia se vuelve más descorazonadora aun porque no solo necesitaba de su ayuda
para sostener las tareas rurales, sino que debe hacer frente a su propia
desorientación de hallarse nuevamente solo, ante la ominosa mirada compasiva y
condescendiente –aunque algo acusona- de los escasos vecinos.
III.
Por otra parte, está la historia del grandote –así denomina Jones al personaje-; un hombre corpulento que vive aislado y se gana la vida juntando chatarra, aunque su actividad furtiva es la caza de tejones, cuya existencia se encuentra protegida legalmente. Para ello, cuenta con perros amaestrados que cercan, primero, y atacan después al animal, en su guarida.
IV.
Existen varios puntos a destacar en este
trabajo, a saber: el fuerte contrapunto entre un hombre de constitución frágil,
que se dedica a la cría y parición de ovejas, frente a otro, robusto y hosco,
capaz de infringir la ley sin miramiento alguno; la lucha diaria por una
supervivencia salvaje, en ambos casos, cada cual a su manera y la violencia que
es ejercida sobre el entorno y sobre los personajes, al acecho siempre. Además,
desde el aspecto literario, Jones construye vidas y tragedias de sus
protagonistas con frases cortas, donde lo que no se narra –y el lector debe descubrir-
es tanto o más importante que lo escrito.
V.
Dividida en cinco partes, con escasa información que va apareciendo de a poco, escenas que oscilan entre lo conmovedor y lo violento, y ese estilo narrativo – con dotes de prosa poética- que requiere el esfuerzo de mantener la atención para rellenar las ausencias, esta novela bucea en el interior del ser humano, donde el pasado y el presente, y lo que se oculta tanto como lo que emerge sobre la tierra, son solo expresiones de nuestra naturaleza, cuando nos vemos sometidos a condiciones extremas. Un libro que no pasará desapercibido; todo un hallazgo.
Pues sí que parece todo un hallazgo, Marcelo. Me atraen las historias de pocos personajes que trascurren en escenarios un tanto inhóspitos, así como esa mezcla entre poesía y violencia. Tomo buena nota.
ResponderEliminarUn abrazo
Me incliné por este autor galés, quien ya tenía otra obra publicada bajo el mismo sello editor, por el ámbito rural de su trama. Debo haber sentido tedio de novelas que se desarrollan en el ámbito urbano; por eso también opté por la novela de C. Keegan.
EliminarConfío en que te habrá de gustar, Lorena. Además, es breve.
Un abrazo para ti.
Tiene buena pinta. El mundo rural en la vida real no me atrae más que para una muy breve visita, sin embargo, como entorno para historias literarias está en mi grupo de favoritos. Lo que nome gusta de esta propuesta son esos espacios a rellenar por el lector. Siempre pienso, rellene usted que es su trabajo, ya luego yo le doy la dimensión que quiera a mi gusto.
ResponderEliminarMe lo apunto para cuando tenga ganas de salir de lo conocido.
Besitos urbanos
Jones maneja muy bien los silencios: la mirada culpógena de los vecinos de Daniel, el pensamiento del 'grandote' respecto de sus socios, etc. Es en ese aspecto donde el lector debe construir lo que no se dice.
EliminarIgualmente, creo que podría ser de tu agrado. para cuando lo decidas, claro.
Besitos aclaratorios.