La única cosa clara y fuera
de toda duda que hay en la vida es la infelicidad.
La lectura de esta novedad literaria
fue empujada en razón de su resumen: quién no ha tenido a lo largo de sus años
de capacitación una figura señera, distinta a todas las demás que, sin saberlo –ni
aprendiz ni docente- se convertiría en una persona digna de recordar, con el
paso de los años. No necesariamente un modelo a seguir, sino alguien cuya
opinión personal nos resultara significativa. Alguien cuya voz habría de ser
tenida en cuenta. De eso habla este libro.
El recuerdo es, al fin y al
cabo, una forma de imaginación.
Tras la muerte de Elizabeth Finch, docente a
cargo de una asignatura titulada Cultura
y Civilización en una institución para adultos, un hombre llamado Neil, ex
alumno suyo, desarrolla tiempo después una semblanza y narra en primera persona
una relación que excedió el claustro académico para continuar fuera de él como
dos buenos amigos. En la mediana edad, divorciado dos veces y con tres hijos de
mujeres diferentes, Neil evoca con cierta precisión las particulares opiniones vertidas
por Finch acerca de la vida y la sociedad. Es su herencia la que destilan estas
páginas.
Interpretar mal parte de
nuestra propia historia forma parte de ser persona.
Así, esta profesora elegante y
circunspecta, sostenía que el último emperador romano pagano –Juliano, el
Apóstata, muerto muy joven- era un héroe al resistir el monoteísmo
judeocristiano, puesto que esta religión vino a sustituir el gozo y la alegría que
imperaba bajo el auspicio de los dioses romanos por una afición al martirio, la
culpa y a una muerte deseable. Una afirmación, cuanto menos, polémica.
Todo lo que empieza por el
prefijo mono es aborrecible.
Estructurada en tres partes, la novela allega
las diversas miradas e interpretaciones que tenían Neil y sus compañeros sobre
la docente, mientras se establecían vínculos entre todos ellos; luego nos
ofrece un ensayo -escrito por el protagonista- sobre Juliano, como ofrenda a su
numen inspirador, y finalmente indaga en quién y cómo era en verdad esa mujer a
la que no se le conoció pareja, a través de un contacto frecuente con el hermano
de ella, quien le entrega apuntes, notas y escritos legados por la difunta.
La interpretación es el ejemplo
perfecto de cómo la artificialidad crea autenticidad.
Con estilo ameno y coloquial ya
reconocible, reflexiones imperdibles y sentencias más que opinables, Barnes
rinde culto de este modo a una amiga ya desaparecida, en quien dice haberse
inspirado. Una obra original, que azuza el debate filosófico a medida que
reconstruye una biografía. ¿Cuánto se puede aprender acudiendo a la Historia y
a la Cultura?, ¿cuál es el fin último de esta vida?, son preguntas que dispara
este magnífico texto. Para disfrutar y releer. Las frases que inician los
párrafos son (algunas) maravillas incluidas en el libro; valga ésta como coda,
‘La principal función de un político es
decepcionar.’
¡Hola!
ResponderEliminarNo sabía de qué trataba este libro, pero me parece que tiene una premisa muy interesante y me puede gustar. Me lo apunto. ¡Muchas gracias por tu reseña!
Nos vemos entre páginas
La vida de mi silencio
Hola! Espero que te haya ayudado a tener una idea acerca de él. Gracias por darte una vuelta. Nos leemos. Saludos.
EliminarTan solo he leído dos libros de Julian Barnes y hace ya muchos años. Creo que volveré sobre el autor con esta su última novela porque lo que cuentas me resulta muy interesante. Para los que nos hemos educado en una cultura judeocristiana, el emperador Constantino que legalizó el cristianismo era un referente. Juliano era el malo que trató de revertir esa situación. Una novela que ve el asunto desde su punto de vista resulta muy interesante.
ResponderEliminarUn beso.
Por momentos, resuena la lectura de 'Memorias de Adriano', aunque no está escrito en primera persona. Sí que es interesante analizar el punto de vista pagano acerca del 'pálido Galileo', como lo signa Barnes. Te ha de gustar, Rosa.
EliminarUn beso para ti.
Entonces no nos podemos seguir quejándonos de nuestros políticos, cumplen su función de forma sobresaliente.
ResponderEliminarQuerido Marcelo. De este autor sólo he leído un libro, y la verdad es que me gustó mucho y quería repetir. Ya tenía otras recomendaciones como Arthur y George y ahora sumo esta que me interesa. Me gusta eso de mirar atrás y ver quién fue realmente importante. A veces de forma inesperada.
Besitos reflexivos
Estimada Maja, ésta es una novela en la que todos participamos un poco. Cada uno de nosotros creemos 'conocer' al docente que nos enseñó algo significativo, cuando la realidad es que solo conocemos el personaje que él mismo armó para pararse frente a nosotros; no a la persona que está detrás. En ese aspecto, el texto es novedoso. Te gustará.
EliminarBesitos alentadores.