jueves, 28 de septiembre de 2023

Herencia. Elizabeth Finch, Julian Barnes

 

Anagrama, 2023

La única cosa clara y fuera de toda duda que hay en la vida es la infelicidad.

               La lectura de esta novedad literaria fue empujada en razón de su resumen: quién no ha tenido a lo largo de sus años de capacitación una figura señera, distinta a todas las demás que, sin saberlo –ni aprendiz ni docente- se convertiría en una persona digna de recordar, con el paso de los años. No necesariamente un modelo a seguir, sino alguien cuya opinión personal nos resultara significativa. Alguien cuya voz habría de ser tenida en cuenta. De eso habla este libro.

El recuerdo es, al fin y al cabo, una forma de imaginación.

                Tras la muerte de Elizabeth Finch, docente a cargo de una asignatura titulada Cultura y Civilización en una institución para adultos, un hombre llamado Neil, ex alumno suyo, desarrolla tiempo después una semblanza y narra en primera persona una relación que excedió el claustro académico para continuar fuera de él como dos buenos amigos. En la mediana edad, divorciado dos veces y con tres hijos de mujeres diferentes, Neil evoca con cierta precisión las particulares opiniones vertidas por Finch acerca de la vida y la sociedad. Es su herencia la que destilan estas páginas.

Interpretar mal parte de nuestra propia historia forma parte de ser persona.

               Así, esta profesora elegante y circunspecta, sostenía que el último emperador romano pagano –Juliano, el Apóstata, muerto muy joven- era un héroe al resistir el monoteísmo judeocristiano, puesto que esta religión vino a sustituir el gozo y la alegría que imperaba bajo el auspicio de los dioses romanos por una afición al martirio, la culpa y a una muerte deseable. Una afirmación, cuanto menos, polémica.

Todo lo que empieza por el prefijo mono es aborrecible.

                Estructurada en tres partes, la novela allega las diversas miradas e interpretaciones que tenían Neil y sus compañeros sobre la docente, mientras se establecían vínculos entre todos ellos; luego nos ofrece un ensayo -escrito por el protagonista- sobre Juliano, como ofrenda a su numen inspirador, y finalmente indaga en quién y cómo era en verdad esa mujer a la que no se le conoció pareja, a través de un contacto frecuente con el hermano de ella, quien le entrega apuntes, notas y escritos legados por la difunta.

La interpretación es el ejemplo perfecto de cómo la artificialidad crea autenticidad.

               Con estilo ameno y coloquial ya reconocible, reflexiones imperdibles y sentencias más que opinables, Barnes rinde culto de este modo a una amiga ya desaparecida, en quien dice haberse inspirado. Una obra original, que azuza el debate filosófico a medida que reconstruye una biografía. ¿Cuánto se puede aprender acudiendo a la Historia y a la Cultura?, ¿cuál es el fin último de esta vida?, son preguntas que dispara este magnífico texto. Para disfrutar y releer. Las frases que inician los párrafos son (algunas) maravillas incluidas en el libro; valga ésta como coda,

‘La principal función de un político es decepcionar.’


6 comentarios:

  1. ¡Hola!

    No sabía de qué trataba este libro, pero me parece que tiene una premisa muy interesante y me puede gustar. Me lo apunto. ¡Muchas gracias por tu reseña!

    Nos vemos entre páginas
    La vida de mi silencio

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    1. Hola! Espero que te haya ayudado a tener una idea acerca de él. Gracias por darte una vuelta. Nos leemos. Saludos.

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  2. Tan solo he leído dos libros de Julian Barnes y hace ya muchos años. Creo que volveré sobre el autor con esta su última novela porque lo que cuentas me resulta muy interesante. Para los que nos hemos educado en una cultura judeocristiana, el emperador Constantino que legalizó el cristianismo era un referente. Juliano era el malo que trató de revertir esa situación. Una novela que ve el asunto desde su punto de vista resulta muy interesante.
    Un beso.

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    1. Por momentos, resuena la lectura de 'Memorias de Adriano', aunque no está escrito en primera persona. Sí que es interesante analizar el punto de vista pagano acerca del 'pálido Galileo', como lo signa Barnes. Te ha de gustar, Rosa.
      Un beso para ti.

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  3. Entonces no nos podemos seguir quejándonos de nuestros políticos, cumplen su función de forma sobresaliente.
    Querido Marcelo. De este autor sólo he leído un libro, y la verdad es que me gustó mucho y quería repetir. Ya tenía otras recomendaciones como Arthur y George y ahora sumo esta que me interesa. Me gusta eso de mirar atrás y ver quién fue realmente importante. A veces de forma inesperada.
    Besitos reflexivos

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    1. Estimada Maja, ésta es una novela en la que todos participamos un poco. Cada uno de nosotros creemos 'conocer' al docente que nos enseñó algo significativo, cuando la realidad es que solo conocemos el personaje que él mismo armó para pararse frente a nosotros; no a la persona que está detrás. En ese aspecto, el texto es novedoso. Te gustará.
      Besitos alentadores.

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