I.
Me fue propuesto para compartir
una lectura conjunta. Lo tenía esperando desde aquel momento en que escaseaba en las librerías y me pareció
una buena oportunidad para encararlo; sobre todo, porque hacía mucho tiempo que
no leía obra alguna del autor. Una vieja
contertulia me advirtió sobre su contenido lacrimal: preferí desestimar todo prejuicio y hacer experiencia
personal, ahora que tenía material para el debate.
II.
Kathy K. es la narradora de esta distopía, que se desarrolla a lo largo
de varios años; literalmente, desde que era una cría huérfana hasta la edad
adulta, en la treintena. Ambientada en los años ’90, nos hace saber las
particularidades de su educación en el centro Hailsham donde, en lugar de
profesores o maestros tiene guardianes.
En ese idílico lugar se les permiten ciertas libertades –incluidas las que
abordan el sexo-, pero las perspectivas a futuro se limitan con verdades a
medias: todos los internos son sexualmente estériles y, al egresar del centro,
terminarán por convertirse en cuidadores,
algunos, y en donantes seguramente después.
III.
Al principio, cuesta entrar en
materia, hasta que se les notifica a esos púberes que no se hagan ilusiones; no
podrán ser actores de TV, ni alcanzar papeles de resonancia social: sus vidas
se habrán de agotar –o completar-
tras la sucesiva donación de órganos, para lo cual fueron concebidos. Así, ese
triángulo amoroso que conforman Kathy, Ruth y Tommy, cambiante durante el
relato, se verá desbaratado por la cruda realidad de los hechos, a medida que
cumplan con su función, es decir, vayan camino
del suplicio.
IV.
Es sorprendente la actualidad que cobra el texto,
cuando la necesidad del trasplante de órganos se ha convertido en una acuciante
realidad, amparada legalmente, incluso, por las leyes que rigen cada nación.
Ante ello, Ishiguro plantea la emergencia de una sociedad en la que ciertas
entidades –apañadas o prohijadas desde el Estado- generan inocentes donantes destinados a esas lides, en
base a la posibilidad de clonación de seres humanos. Por un lado, resulta
aterradora la vigencia de la propuesta; por otro, la anuencia silente de una
sociedad capaz de beneficiarse con ello le habrá de dar la espalda a las denuncias,
hasta tanto no alcancen difusión masiva.
V.
Con estilo directo y coloquial, sin escenas morbosas ni golpes bajos, Ishiguro ofrece un texto fluido y llevadero. Quizás su punto débil sea la ausencia de rebelión entre quienes habrán de padecer las implicancias, lo que no menoscaba su valor literario. Existe un film de 2010 basado en esta novela, dirigido por Mark Romanek y con la participación de Keira Knightly y Charlotte Rampling. En suma, una obra dolorosa que convoca a la reflexión social. Una mirada original e interesante.
Querido Marcelo.
ResponderEliminarCoincido con tu opinión punto por punto. Es una historia en el fondo triste sobre todo por esa resignación que comentas. Ishiguro hace lo raro agradable en la lectura. Hace poco leí Klara y el Sol, también igual de conmovedora y certera en su tirón de orejas a la sociedad actual.
La peli me gustó mucho también.
Besines emotivos
Majísima, no tuve el coraje de ver la peli, aunque sí vi el tráiler. Por lo demás, una historia bien narrada aunque con un final algo desesperanzador. Máxime, si uno se pone a pensar que lo que se narra está a la vuelta de la esquina...
EliminarBesitos apesadumbrados.
Tu publicación es una obra maestra: brillante, reveladora y completamente atractiva. ¡Gracias por compartir tu valiosa perspectiva con nosotros!
ResponderEliminarGracias por tus palabras de aliento!
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