Satori, 2017
I.
Era uno de esos libros que
siempre habrías querido tener, por lo mucho –y bueno- que de él se comentaba.
Una autora muerta a los veinticuatro años de edad, no deja de asombrar a los
lectores; sobre todo, porque su prosa refleja la situación social –particularmente,
de las mujeres- en lo que hoy se conoce como la era Meiji del Japón, cuando el emperador decidió iniciar la
occidentalización del país.
II.
Este libro incluye seis relatos de diversa
extensión, en los que sus protagonistas son mujeres: sometidas al patriarcado –cuyos
matrimonios son arreglados entre familias-; prostitutas que, ejerciendo su
actividad, alcanzan cierta independencia; jóvenes sirvientas que, tras un golpe
de suerte, pueden asistir a sus padres indigentes; el amor imposible que
termina en tragedia, etc. El conjunto se erige como una serie de postales
niponas que recogen la realidad de su tiempo.
III.
Lo más interesante del texto es
la mirada de la autora. Higuchi no se regodea en el infortunio de amores no
correspondidos, como tampoco en las imposiciones que la sociedad de su tiempo sostenía
para sus miembros femeninos. Sus personajes guardan sentido común, no se dejan
amilanar por la pobreza ni por las críticas a un matrimonio mal concertado; a
lo sumo, se resignarán a lo que les ha de deparar esta vida, sea esto
convertirse en concubina o aceptar lo inevitable del suicidio.
IV.
Hay un nervio conductor, sin embargo, a lo
largo de los relatos. Es la importancia de la infancia y los vínculos que se
establecen en ese período, capaces de ser sostenidos, con matices y ausencias,
a lo largo de toda la vida. Muchos de ellos, se vuelven significativos para sus
protagonistas: amores frustrados que regresan o amistades que nunca dejan de
estar presentes. En este sentido, el texto rezuma cierta nostalgia por un
pasado común, sin por ello desalentar la llegada de un futuro más dichoso.
V.
De estilo directo y frontal, sin
golpes de efecto ni búsqueda de empatía, Higuchi construye una serie de relatos
cuyos protagonistas oscilan entre la angustia y la esperanza; la sumisión y la
rebeldía; el amor y el desencanto. Todo un arsenal de emociones –expresas o
tácitas- se dan cita en estas líneas, acompañadas por una Introducción -que
oficia de puesta en contexto, tanto
de autora como de contenido- a cargo de Carlos Rubio. Un libro que se disfruta
y deja buen sabor final.
Postales, emociones, coraje y nada de revolcarse en el drama. Acepto la oferta, me gusta. Por cierto, que esta semana coincidimos en localización. Aunque los relatos que yo he leído son más imaginativos, podemos decir.
ResponderEliminarBesitos nipones
Es una buena propuesta para quienes desean obtener un retrato sobre la vida de las mujeres en el Japón de la era Meiji. La occidentalización aparejó cambios, no tan aceptados para una sociedad tradicional como la nipona. Espero que sea de tu agrado.
EliminarBesitos esperanzados.
Tengo mis más y mis menos con la literatura nipona. Aprecio su belleza, su lirismo y la calma que transmite, pero en ocasiones me deja un poco fría. También en otros casos me ha deparado muy gratas sorpresas. En todo caso, es este un título que tengo en cuenta desde hace tiempo. Veo por tus palabras que estos cuentos bien merecen la oportunidad. Y estoy segura, además, de que la edición de Satori es muy cuidada, como bien señalas al final de tu reseña.
ResponderEliminarUn abrazo
Comenzando por el final, la edición es magnífica y amerita su costo. Siguiendo por el inicio, a veces hay que dar con el momento anímico justo para encarar la literatura japonesa, pues sus tempos narrativos son distintos; exigen ir despacio y estar atentos tanto a los diálogos como a sus silencios. Ojalá disfrutes de esta joyita tanto como yo.
EliminarUn abrazo para ti, Lorena.