I.
Fueron varias las voces de amigos
lectores en la Red que alentaban su lectura, apenas apareció en el Viejo
Continente hacia fines de 2019. Debí esperar más de un semestre a que arribara
a estas costas, en pleno encierro sanitario debido al COVID-19. De hecho,
recuerdo el envío a domicilio junto a otros títulos recién llegados de
ultramar. Como era de esperar, dejé pasar el tsunami glorificador para encararlo. Su extensión obró en su contra:
fue siempre incluido en mi listado de lecturas anuales anteriores, y
sacrificado en todas las ocasiones debido a ello.
II.
Vallejo nos prodiga en este libro una suerte
de mimo, de caricia a todos aquellos
que amamos la lectura en general, y al libro, como objeto indispensable en
nuestras vidas, en particular. No solo nos entrega una detallada historia de
cómo, a través de las épocas, desde su origen en la Antigüedad hasta el
presente, se gestó lo que hoy es un libro, sino que aborda el nacimiento de la
letra y la escritura, y los elementos previos de los que se ha valido, como las
tablillas sumerias, pieles de animales y papiros en rollo. El conjunto es la
suma de un gran legado.
III.
El volumen se divide en dos
partes. Comienza con Grecia, Alejandro Magno y la célebre Biblioteca de
Alejandría para concluir con el paso por el Imperio Romano hasta nuestros días.
Pero no sólo desfilan en sus páginas ilustres personajes de la Historia -como
Homero, Cleopatra, Séneca, Hepatia, entre otros- sino que también aborda la
realidad de las bibliotecas –como la de Oxford y Sarajevo- y la de los
bibliotecarios, algunos de ellos verdaderos defensores ante la quema de libros
o ante la censura de un gobierno autoritario.
IV.
Además, nos cuenta la revolución que ha sido
la aparición del alfabeto, más importante que la de Internet, porque construía
por vez primera una memoria colectiva al alcance de todos. Y el cambio de la
escritura en tablillas hacia el pergamino, que permitía que el conocimiento
pudiera portarse ágilmente. Por último, no se agota en hechos y
transformaciones, sino que nos ofrece un viaje imaginativo hacia el Oriente
junto a Heródoto, con sus observaciones hacia la gente y sus hábitos.
V.
Fluido y ameno, por momentos entrañable, coloquial siempre, Vallejo despliega un arte narrativo sin par como sólo sabe hacerlo un profesor apasionado en aquello que considera su disciplina: el amor por los libros, la literatura, la Historia, la comunicación y la memoria. Como dijera John Barth, la literatura y los libros son un intento de derrotar a la muerte. Aunque tienda más a un ensayo que a una novela, y más allá de su extensión, es un libro para leer y releer. Una delicia para todo lector.
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