sábado, 16 de marzo de 2024

El gran legado. El infinito en un junco, Irene Vallejo

 

Siruela, 2019

I.

               Fueron varias las voces de amigos lectores en la Red que alentaban su lectura, apenas apareció en el Viejo Continente hacia fines de 2019. Debí esperar más de un semestre a que arribara a estas costas, en pleno encierro sanitario debido al COVID-19. De hecho, recuerdo el envío a domicilio junto a otros títulos recién llegados de ultramar. Como era de esperar, dejé pasar el tsunami glorificador para encararlo. Su extensión obró en su contra: fue siempre incluido en mi listado de lecturas anuales anteriores, y sacrificado en todas las ocasiones debido a ello.

II.

                Vallejo nos prodiga en este libro una suerte de mimo, de caricia a todos aquellos que amamos la lectura en general, y al libro, como objeto indispensable en nuestras vidas, en particular. No solo nos entrega una detallada historia de cómo, a través de las épocas, desde su origen en la Antigüedad hasta el presente, se gestó lo que hoy es un libro, sino que aborda el nacimiento de la letra y la escritura, y los elementos previos de los que se ha valido, como las tablillas sumerias, pieles de animales y papiros en rollo. El conjunto es la suma de un gran legado.

III.

               El volumen se divide en dos partes. Comienza con Grecia, Alejandro Magno y la célebre Biblioteca de Alejandría para concluir con el paso por el Imperio Romano hasta nuestros días. Pero no sólo desfilan en sus páginas ilustres personajes de la Historia -como Homero, Cleopatra, Séneca, Hepatia, entre otros- sino que también aborda la realidad de las bibliotecas –como la de Oxford y Sarajevo- y la de los bibliotecarios, algunos de ellos verdaderos defensores ante la quema de libros o ante la censura de un gobierno autoritario.

IV.

                Además, nos cuenta la revolución que ha sido la aparición del alfabeto, más importante que la de Internet, porque construía por vez primera una memoria colectiva al alcance de todos. Y el cambio de la escritura en tablillas hacia el pergamino, que permitía que el conocimiento pudiera portarse ágilmente. Por último, no se agota en hechos y transformaciones, sino que nos ofrece un viaje imaginativo hacia el Oriente junto a Heródoto, con sus observaciones hacia la gente y sus hábitos.

V.

               Fluido y ameno, por momentos entrañable, coloquial siempre, Vallejo despliega un arte narrativo sin par como sólo sabe hacerlo un profesor apasionado en aquello que considera su disciplina: el amor por los libros, la literatura, la Historia, la comunicación y la memoria. Como dijera John Barth, la literatura y los libros son un intento de derrotar a la muerte. Aunque tienda más a un ensayo que a una novela, y más allá de su extensión, es un libro para leer y releer. Una delicia para todo lector.

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