Anagrama – Página 12, 2012
I.
Es difícil sustraerse a la obra del autor
francés. Todo el tiempo intenta involucrar, provocar, convocar al lector a que
tome posición acerca de lo que plantea. Creo que en ello radica tanto su
rechazo como la devoción de muchos. Impide la no participación. Egocéntrico por
naturaleza, polémico a ultranza, Houellebecq consigue capturar la atención en
sus escritos merced a una pluma ágil y brillante, no exenta de cierto cinismo.
II.
Michel, el protagonista, es un burócrata
cuarentón, poco sociable y de buen pasar, quien tras la muerte violenta de su padre
y hastiado de una vida sin rumbo decide prodigarse un viaje hacia Tailandia en
busca de aventuras y placeres sexuales. Durante el tour conoce a Valérie, una joven
atractiva, ejecutiva de la empresa responsable del mismo, que se encuentra de
vacaciones. Al regreso, inicia junto a ella una relación en la que el sexo es
el núcleo central.
III.
Poco después, Valérie y su jefe
Jean-Yves pasan a una gran corporación de agencias de viajes, con el objetivo
de desarrollar el turismo en una suerte de paraísos
poco o mal explotados. Es durante un viaje a Cuba en que Michel propone
abiertamente el turismo sexual asiático, ofrecido al público alemán, pues los
franceses son reacios a la trata de mujeres y la prostitución. El proyecto
resulta exitoso hasta que la intolerancia religiosa del fundamentalismo
islámico local provoca un atentado de proporciones mayúsculas.
IV.
El nervio conductor de esta novela se basa en
que la sociedad de consumo actual, así como acentúa la desigualdad entre
estratos sociales, conduce al aburrimiento y la abulia, a la pérdida del
apetito sexual en los sectores de mayores recursos, que necesitan cada vez más
el incremento del consumo o la provisión de adrenalina que procura la vivencia
de situaciones extremas, como únicos paliativos contra el desencanto. Lo
interesante es que Michel –alter ego
del autor- se inscribe entre éstos y no por ello deja de criticarse con lucidez.
V.
En un estilo ferozmente directo, con descripciones minuciosas de sexo explícito, escenas procaces que concitan el erotismo y el asco por igual, y planteo de argumentos sociológicos con cierto fundamento –por más que su óptica provenga desde un incipiente nihilismo-, Houellebecq concibe una obra donde la historia de sus protagonistas es la excusa para desnudar una realidad social más profunda: la falta de estímulos para seguir viviendo. Un libro de ritmo trepidante, que llama a la reflexión sobre nuestra forma de vivir y las perspectivas que depara el futuro. No dudo que habrá de convertirse en un clásico de la literatura en breve. Indispensable para todo buen lector.
Leí Plataforma en 2004. Fue el primer libro de Houellebecq que leí. Luego vinieron varias más y todas me han gustado. No me extraña que sea un autor polémico porque sabe meter el dedo en la llaga y retorcer. Imprescindible, como bien dices.
ResponderEliminarUn beso y feliz 2023.
Antes que nada, muy Feliz 2023. Espero que venga repleto de buena salud, buenos momentos y buenas lecturas, Rosa.
EliminarMe alegra coincidir contigo; es un muy buen libro. Sabe de qué habla y las cuestiones que plantea no son menores.
Un libro que sospecho se volverá un clásico en un par de generaciones.
Un beso para ti.
Hola. De este autor leí hace años El mapa y el territorio, me gustó mucho y además su estilo me recordaba al de Paul Auster. No he vuelto por aquello de que las tareas se nos amontonan y como dices, para abordarlo hay que ir fuerte, te va a dar quieras o no. Y no siempre tiene uno ganas de que le sacudan.
ResponderEliminarMe parece interesante el planteamiento y el tirón de orejas que los que tienen tanto que ya no saben qué les falta o por qué luchar. También estoy segura de que me voy a cabrear en algunos momentos.
Besitos nuevos
El libro que citas es de los mejores; coincido contigo. Lo mismo que Las partículas elementales y éste.
EliminarDejemos de lado lo polémico de su estilo; las reflexiones que dispara su lectura responden a una mirada actual y descarnada de la sociedad. Puede gustarnos o no, podemos coincidir o no, pero no deja de exponer una realidad y sus propias explicaciones acerca de ello.
Cuando te hagas un hueco, no te lo pierdas.
Besitos sugeridores.