Cabaret Voltaire, 2012
I.
La geografía no es barrera ninguna
para un mal ecuménico como el hambre, que se halla extendido por cuanta región
habitada del globo exista. Desde Oriente Extremo hasta Latinoamérica, pasando
por África y algunas zonas de Europa, es imposible concebir que en pleno siglo
XXI, del que el género humano se vanagloria por el auge de las comunicaciones y
el desarrollo de su ciencia y tecnología, algo tan atávico como indispensable no
pueda ser afrontado en su real magnitud. El presente libro es un testimonio más
en la larga cadena del flagelo.
II.
Mohamed Chukri relata muchos años
más tarde su propia infancia. Nacido en la región del Rif, en el norte
marroquí, tras una brutal sequía su familia se ve compelida a tener que
trasladarse a lugares más populosos en busca de unos míseros ingresos diarios que
le permitieran hacer frente al hambre. Con un padre tan extremadamente violento
como holgazán, con quien las palizas –y cosas peores- estaban a la orden del
día y una madre -continuamente preñada- cuyo puesto en el mercado local es el
único ingreso familiar, no resulta extraño que el chiquillo Mohamed se haya
convertido en un pequeño ratero y, con el tiempo, en un hábil timador.
III.
Ambientada a principio de los años ’50
del siglo pasado, la novela abarca un período de la infancia del autor, su
pubertad y parte de su adolescencia. Así, además de rebuscarse la vida haciendo
pequeños trabajos varios, un irrefrenable deseo carnal aparece en escena ni
bien alcanza la madurez sexual, que muchas veces lo conduce al borde de la
violación, la ingesta desmesurada de alcohol y el mundo de la drogadicción.
Portada diferente, misma traducción; gentileza de Epublibre
IV.
Todo lo que Chukri narra en primera
persona –su frecuencia en burdeles, robos y siseos, golpizas y violencias de
toda naturaleza- parecen haber sido moneda corriente de la realidad marroquí
desde tiempos antiguos hasta el presente de la novela –y quizás hasta ahora-,
donde la mujer es considerada un objeto de satisfacción de los hombres a la vez
que se convierte en el eje de supervivencia de la sociedad.
V.
Con una prosa fluida y directa,
salpicada con interesantes descripciones de callejas, tugurios y gentes de los
bajos fondos de Orán, Tetuán y Tánger, Chukri construye una ficción con mucho elemento autobiográfico, donde la
realidad del hambre supera cualquier debate moral, pues lo que está en juego es
simplemente la diferencia que existe entre vida y muerte. Un libro descarnado y
crudo, que orilla el documento testimonial.
Hola. Pues yo ahí no voy. Este es de esos libros que se me hacen bola, que no tienen asidero, todo es continuo desencanto y desgracia. A mí, déjame seguir soñando.
ResponderEliminarBesitos inmaduros.
Vale, Maja. Nadie pide solidaridades; mucho menos, cuando termina siendo uno mismo el que las necesita. Pero al menos, me alegra que sepas que estas letras existen. Que estas realidades existen.
EliminarBesitos condescendientes.
Me gusta por muchos motivos, el primero la relación de España con el Rif, el tratamiento de la sexualidad en estas zonas del Magreb, el hambre y como condiciona totalmente la vida de las personas.
ResponderEliminarNo conocía el libro. Gracias mil
Un gran abrazo!!
Tiene varios elementos interesantes que hacen de su lectura una toma de conciencia -si no de posición al respecto-. He centrado mi mirada en el hambre, porque abarca amplias zonas del globo. Pero no acaba en ello; se extiende sobre la violencia conyugal y filial y, en otro plano, la sexualidad y la delincuencia, tal como señalas.
EliminarNo me extraña tu interés por la relación del Rif con España; a veces, hasta parece una extensión natural.
Nada de agradecimientos; solo descuento alguno de los que me has sugerido.
Un enorme abrazo para ti.
Este es un autor sobre el que tengo puesta la mirada hace tiempo, pero aún no he leído nada suyo.
ResponderEliminarNo se puede entender el hambre mientras en muchos países y en muchas casas de cualquier país se tiran a la basura cada día montones de alimentos. es algo que debería ser inconcebible y sin embargo lo asumimos como la cosa más natural.
Tomo nota de este libro que debe de ser muy duro, pero muy realista.
Un beso.
Todo lo que señalas es evidente, Rosa. Esta sociedad de consumo desecha cada día muchas cosas que podrían colmar la mesa de los hambrientos con creces. Nos debemos un debate y una reflexión como sociedades al respecto.
ResponderEliminarEs un libro duro, como lo es el hambre; pero va mucho más allá. Pone al desnudo un sistema de dominación, la violencia ejercida contra los indefensos, etc. Un libro comprometido.
Un beso para ti.
¡Hola Marcelo! Muy interesante...., no es de extrañar que en el caso de la familia de Chukri sea la madre, la mujer la que saca adelante a su familia como puede con su trabajo precario, porque el marido n eso puede. Y tampoco es de extrañar que el Chukri adolescente (no sé si también el adulto) salga como su padre, después de haberlo visto en su casa de pequeño, haber visto a su padre dar palizas, y ser alcohólico
ResponderEliminarPues me lo llevo en la mente, para esas pocas veces que decido salir de la novela policiaca y los thrillers, ya sabes que me cuesta.
Besos
Hola, Marian!
EliminarHay algo de ello, como señalas, pero me parece que el autor intenta dejar atrás su pasado, en aras de poder construir una realidad distinta. No se si lo ha podido lograr, pero no es poco reconocer las propias limitaciones.
Es una novela autobiográfica que te saca de la zona de confort. Tenlo presente.
Un gran beso para ti.